Trump I y Trump II

Carta
El Líbero, 28.02.2025
Gloria Cid Carreño, exembajadora de Chile en Corea del Sur

La asunción al poder del ahora presidente Donald Trump, el 20 de enero pasado, trae como pregunta cómo será su Gobierno en relación con su primer mandato. Para ello, debemos conocer sus objetivos.

En su primer gobierno, su objetivo fueron los organismos internacionales, China y la gobernanza global. Es así como su primera acción fue retirarse del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, pues consideraba que estaba “dominado por países que violaban los derechos humanos”, entre ellos China. Después buscó que un estadounidense encabezara todos los organismos internacionales encargados de realizar préstamos a los países en desarrollo. Entonces, un compatriota suyo lideró el BID y otro el Banco Mundial, donde nuevamente China aparecía como país en desarrollo, de lo cual Trump difería totalmente, como objeto de crédito internacional.

A continuación, buscó en la OMC terminar con los beneficios que Estados Unidos entregaba para la mejora del comercio de los países en desarrollo (Trade Economic Development, TED), por sus siglas en inglés). Nuevamente el objetivo era sacar a China de la lista. La siguiente meta era encabezar la OCDE, lo que no alcanzó por término de mandato. En paralelo, aplicaba sobrearanceles a los productos chinos, lo que en este mandato busca replicar a todos los países que estima dañan la economía estadounidense, pero agregando elementos de política exterior, buscando finalizar conflictos milenarios, como el palestino- israelí.

Este mandato lo inició con dos guerras abiertas: la ruso- ucraniana y la del Medio Oriente, por lo que su impronta en política exterior es mayor. Asimismo, ha buscado cambiar el mapa internacional, recuperando la administración del Canal de Panamá, en poder de un consorcio integrado por compañías hongkonesas bajo la soberanía panameña. Sin embargo, lo que ha definido su regreso a la Casa Blanca ha sido tener una economía más fuerte en lo interno y externo. De ahí su afán por reducir el Estado, reduciendo contrataciones y cooperación a países en desarrollo, vía USAID, y controlando los aranceles, promoviendo que se produzca más nacionalmente.

La impredecibilidad del inicio de su segundo mandato es, así, mayor que el primero, lo que podría ser negativo para nuestros intereses. Esto, puesto que somos vulnerables no solo frente a una posible alza de aranceles al cobre, sino que con cualquier otra exportación que se considere dañe los intereses estadounidenses. El objetivo no es el producto en sí mismo, sino que un medio de negociar otro. Tenemos pendiente la protección de la propiedad intelectual estadounidense en el TLC, lo cual habrá que trabajar a la brevedad para evitar tener este flanco abierto.

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