Ucrania en la geopolítica rusa

Editorial
El Mercurio , 03.08.2015

Siguen los enfrentamientos en Ucrania entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes prorrusos, mientras Estados Unidos amplió la lista de personas e instituciones rusas sancionadas por el gobierno. Washington pretende mantener la presión sobre Moscú para que retire el apoyo a los rebeldes ucranianos.
Rusia usó su veto en el Consejo de Seguridad de ONU para evitar que se forme un Tribunal Especial que investigue el derribo de un avión sobre territorio ocupado por los rebeldes, a los que se sindica como responsables, usando armamento ruso. Moscú niega que su rechazo tenga que ver con una supuesta culpabilidad, y lo atribuye a que el incidente no supone una amenaza para la paz. Más bien tiene relación con su estatus en el Consejo y con el temor a que se ponga en el banquillo a oficiales rusos, y por ende a su sistema político.
Con un gobierno decidido a demostrar que Rusia es una potencia global que no se doblega, debe esperarse que mantenga su presencia (encubierta) en la región. La rivalidad con Occidente es profunda, y hay que considerar que ya mucho colaboró Rusia al participar en el tratado nuclear con Irán, por lo que es difícil que renuncie a intereses geopolíticos considerados vitales para abuenarse con los aliados de la OTAN. Rusia ha contado con sus socios del BRICS, Brasil, India, China y Sudáfrica, que hicieron caso omiso de las medidas punitivas internacionales. Aun así, para China, Rusia es un socio comercial y no un aliado, a pesar de los esfuerzos de Putin de instalar un nuevo referente de seguridad en el Oriente.
Una pronta resolución de la crisis ucraniana es improbable. El quiebre entre Ucrania y Rusia es real y se requerirá tiempo para restablecer relaciones normales. El tema tiene una piedra de toque: la anexión de Crimea, un botín que Moscú no cederá.¿Cómo afectará esta crisis a las relaciones de Moscú con las ex repúblicas soviéticas? Es una incógnita. Ya Bielorrusia y Kazajistán se han mostrado inquietos por el expansionismo ruso. Y en Armenia, un país dependiente de Moscú, hubo protestas inéditas el mes pasado. Los esfuerzos de integración de Moscú con su área de influencia son siempre mirados con recelo.

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