Un nuevo atlas global

Columna
El Mostrador, 05.02.2023
Pablo Cabrera G., embajador (r) y miembro del Centro de Estudios Internacionales (PUC)

Ahora, a setenta años del lanzamiento del Sputnik por la Unión Soviética, este globo supuestamente espía chino, rememora en versión 3.0 el impacto extendido que tuvo aquél satélite, aunque la disputa por el poder se da todavía a modo convencional. Las reglas del orden mundial no parecen haber permeado el horizonte espacial y tampoco se muestran funcionales al nuevo atlas geopolítico en ciernes.

La aparición en el espacio territorial de los Estados Unidos de un “globo chino” constata que definitivamente vivimos una nueva Era Global (valga la redundancia cuando los simbolismos son recurrentes), donde la inmensidad del firmamento que técnicamente se denomina espacio extraterrestre pertenecería a todos, ahora la supremacía por el mismo está siendo objeto de controversia.

Este hecho, que ha motivado incluso el aplazamiento de un encuentro de alto nivel chino-estadounidense, encaminado a bajar tensiones entre ambos, recuerda la sensación de amenaza que generó el lanzamiento del Sputnik por la Unión Soviética en la década del 50 del siglo pasado y que atizó la “carrera espacial” en un contexto de Guerra Fría.

Ahora, a setenta años de tal evento, este globo supuestamente espía, rememora en versión 3.0 el impacto extendido que tuvo aquél satélite, aunque la disputa por el poder se da todavía a modo convencional. Quizás, el debate acerca de los tanques Leopard en el conflicto en Ucrania encaja como buen ejemplo.

Por otro lado, todo indica que una atracción imánica deliberada ha venido moviendo la tradicional línea herodotiana divisoria entre Este y Oeste hacia este último, dejando cada vez más a Rusia en el Oriente con las consecuencias geopolíticas y estratégicas que ahora se expresan en toda su dimensión.

En consecuencia, la reflexión surge sola: cada vez se hace más difícil lograr una solución que satisfaga a todos y sea propiamente diplomática. Ciertamente, las reglas del orden mundial no parecen haber permeado el horizonte espacial y tampoco se muestran funcionales al nuevo atlas geopolítico en ciernes.

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