Un presidente con “síndrome de Allende”

Editorial
OpinionGlobal, 21.08.2023

A los 50 años del golpe de estado en Chile han coincidido una serie de interesantes publicaciones e investigaciones históricas que analizan el rol del expresidente Salvador Allende en la experiencia de la Unidad Popular (UP) y en la ulterior pérdida de la democracia en Chile.

El tiempo nos ha permitido conocer algunos análisis bastantes certeros y objetivos acerca de la realidad ultra polarizada que se vivió en esos días en el país. La mayoría coincide, por ejemplo, en que la UP representaba a una minoría (algo más de un tercio) que quiso imponer un programa de profundas reformas a una mayoría opositora; los principales partidos de la coalición que conformaba la UP (PC, PS, MAPU) y el MIR, pregonaban la lucha armada para la conquista del poder total y el fin de la democracia burguesa; y el presidente socialista nunca se decidió por rechazar el extremismo a cambio de negociar con la oposición (democracia cristiana) para un gran acuerdo nacional. Sobre este último punto, hay autores que sostienen que Allende sólo veía como disyuntiva política la opción entre “González Videla y Balmaceda”. Es decir, entre el gobernante que dejó caer al comunismo en su coalición para afianzar el gobierno y el presidente que se inmoló frente a un impasse total entre gobierno y oposición. La razón por la que Allende eligió la salida de Balmaceda sería que “no podía traicionar a la UP”.

Cuando en el presente tratamos de explicar “las dos almas tanto del gobierno como del primer mandatario” (Acuerdo Dignidad vs Socialismo Democrático), hay que retrotraerse a las vicisitudes de Allende y la UP. En el caso del presidente Gabriel Boric, no es que él dude entre uno u otro componente del oficialismo, sino que se inclina definitivamente por su voto más duro (28%-30%).

Como consecuencia de lo anterior, la polarización política está profundizándose en Chile y al presidente-activista de hoy no le interesa dialogar ni negociar con la oposición, sino que, al igual que Allende, pretende imponer el programa de una minoría política por sobre la mayoría del país. Y, si no lo consigue, buscará victimizarse acusando a la derecha.

Esta situación está poniendo en peligro, nuevamente, a la democracia en el país. Esta vez, no es la amenaza de un nuevo golpe de estado militar; es la llegada del populismo, sea de derecha o de izquierda, que nos puede conducir a la “peronización” o “chavisación” de Chile.

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