Una Cumbre por la Democracia

Columna
Infobae, 09.12.2021
Felipe Frydman, economista argentino, ex embajador y consultor del CARI

Constituye una oportunidad para promover la democracia y los DDHH entre los países que comparten los mismos principios, pero será difícil evitar su utilización para profundizar el enfrentamiento con una parte del mundo, cuyo peso económico ya condiciona las decisiones soberanas de sus socios.

La convocatoria de la Cumbre por la Democracia, que tendrá lugar los días 9 y 10 de diciembre, provocó inmediatas reacciones no sólo por la lista de invitados, sino también por sus objetivos. El presidente Joe Biden formuló esta propuesta durante la campaña electoral para señalar que el mundo enfrenta una difícil situación ante el deterioro de la democracia y el avance de doctrinas autoritarias. Los objetivos de la Cumbre, según una declaración del Departamento de Estado, son ofrecer una plataforma para anunciar compromisos, reformas e iniciativas para defender la democracia y promover el respeto de los derechos humanos, no sólo en el ámbito interno sino también en el internacional. La Cumbre prevé paneles de discusión con participación de la sociedad civil y expertos.

La exclusión de China y Rusia produjo rápidas respuestas. Los Embajadores de ambos países publicaron un artículo en conjunto afirmando que “ningún país tiene el derecho de juzgar el vasto y variado escenario político con una sola vara”. La nota explicita también una defensa de la democracia socialista en China que “refleja la voluntad del pueblo, se adapta a las realidades del país y tiene el decidido apoyo de sus ciudadanos”. Los párrafos sobre Rusia destacan que “es un Estado democrático federal con una forma democrática de gobierno”. También aconseja que “los países deben enfocarse en manejar sus asuntos sin arrogarse el derecho de criticar a otros”.

Las críticas de Rusia y China a la Cumbre van más allá de un cuestionamiento al derecho de Estados Unidos de organizar esta reunión: plantean una discusión ideológica sobre la democracia como forma de gobierno que subyace en las relaciones entre los países. Hace tiempo que ideólogos chinos y rusos sostienen que los países adoptan su organización de acuerdo con sus antecedentes históricos y que la democracia con sus principios de división de poderes, libertad de prensa, elecciones libres, sistema multipartidario es una convención occidental no es válida para todos los países.

China se ha encargado de promover su forma de gobierno como una alternativa a la democracia occidental a la cual no titubea de calificar como fallida poniendo como ejemplo la situación de los Estados Unidos. La celebración de los 100 años de la fundación del Partido Comunista dio origen a documentos en los que se señalaron las ventajas del partido único, la democracia socialista y el centralismo democrático, donde las decisiones del Comité Central no admiten cuestionamientos. Según China, la organización centralizada sin disensos le permitió satisfacer las demandas del pueblo por un mejor nivel de vida. La Resolución del Comité Central del PCC sobre la experiencia histórica en el siglo pasado muestra los intentos de elevar su sistema como un ejemplo para otros países. El Comunicado del 11 de noviembre dice: “El Partido condujo al pueblo en una única senda china de modernización, creando un nuevo modelo para el progreso humano, expandiendo los canales para que los países en desarrollo alcancen la modernización”. El reciente documento blanco sobre la democracia reprende a los Estados Unidos y defiende en forma burda la cohesión ideológica por no llamarla homogénea de los cuadros, burocracia e intelectuales.

El Gobierno argentino acompañó la celebración del 100° Aniversario del PCC, donde se mimetizó Partido con Nación. El presidente Alberto Fernández afirmó en esa oportunidad: “Sé que los líderes del PC tienen muchas razones para celebrar y estar orgullosos de los resultados”. El Gobernador Gioja recordó la histórica relación de Juan D. Perón y Mao Zedong y organizó seminarios conjuntos para la formación de militantes. El responsable de las relaciones internacionales del PJ, Jorge Taiana, recordó que son inseparables los logros del PC con la reconstrucción, el renacimiento y el progreso de la sociedad china y defendió la asociación integral entre ambos países.

La invitación a Taiwán inflamó aún más a la oposición de China, que interpretó esa acción como una injerencia en los asuntos internos y violación del compromiso de respetar “una sola China”. Los Estados Unidos a través de voceros reafirmaron que esta participación no implica un cambio de la política formulada en 1979. Taiwán no sería un problema, si China tuviera un “sistema democrático al estilo occidental” con diversidad política, como se pensaba sería su evolución cuando solicitó el apoyo de los organismos financieros internacionales para su programa de reforma y apertura económica.

La Cumbre constituye una oportunidad para promover la democracia y los derechos humanos entre los países que comparten los mismos principios. Pero al mismo tiempo representará un desafío para mantenerla dentro de los objetivos primarios y evitar su utilización para profundizar el enfrentamiento con una parte del mundo, cuyo peso económico ya condiciona las decisiones soberanas de sus socios.

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