¿Y qué hacer con Maduro?

Columna
Bradanovic Blogspot, 21.08.2017
Tomás Bradanovic

Sigue pasando el tiempo y la situación está cada día peor en Venezuela. A estas alturas el problema tiene claramente tres nombres: Maduro, Cabello y Padrino, es un asunto de personas. Maduro que está en la cúspide del poder formal, se ha tomado para si y los suyos los poderes legislativo y judicial, mostrando brutalidad y determinación. Tiempo atrás escribí que es como un niño, igual que Evo Morales, son niños brutales y empecinados, que no piensan en las consecuencias de lo que hacen.

Esa característica infantil es lo que los hace tan exitosos negociando, porque negocian con gente normal, adulta, que no es capaz de entender su lógica, las peores negociaciones y las peores guerras resultan cuando no conoces bien a tu enemigo. Ni a Maduro ni a Morales la gente normal es capaz de entenderlos, porque piensan y actúan con parámetros muy diferentes de la normalidad. Por eso Maduro resulta impredecible, es impulsivo en un medio donde todos los demás son reflexivos y cuidadosos, eso es lo que descoloca a todos.

Tenemos por ejemplo a mucha gente de la oposición política en Venezuela que piensa que Maduro reaccionará políticamente y pensará de la manera que piensan ellos. Están perdidos, no se dan cuenta que el camino político, las elecciones y la negociación se agotaron hace rato, de eso no tienen nada que ganar y mucho que perder. No se dan cuenta que Maduro no razona como ellos, es un problema parecido a nuestra cancillería en su relación con Evo Morales: esperan que Evo reaccione como persona normal, cosa que es imposible.

Yo siempre he sido muy contrario a la intromisión de terceros países, si hay algo que detesto es la idea del Sistema Interamericano y los llamados "mecanismos de solución pacífica de las disputas", que normalmente son sistemas muy corruptos y llenos de hipocresía. Creo que en principio los venezolanos se metieron en la pesadilla chavista y deberían ser ellos mismos -con sus propios medios- capaces de salir de ella.

Pero también me parece clarísimo que Maduro no tiene apoyo popular y si se sostiene es solo porque el numeroso alto mando de las fuerzas armadas está embarcado con él en el enriquecimiento ilícito por tráfico de drogas, entre otras cosas. Es decir, Maduro y sus compinches mantienen el poder a fuerza bruta y los venezolanos no son capaces de sacarlo, por falta de organización y armamento.

Las protestas civiles parecen haber llegado al punto en que no pueden hacer más, han tenido un altísimo costo en vidas y daños materiales, el heroísmo está muy bien excepto cuando se convierte en sacrificio inútil. Yo creo que las salidas al asunto son cada vez menos, las alternativas factibles van desapareciendo y lo peor sería una larga agonía interna como la que pasó en Haití y en otros estados fallidos en África.

Lo malo es que el problema de Venezuela hace años que se viene expandiendo a otros países, creo que ahora que la plata se está terminando y el petróleo dejó de dar ingresos, lo último que le está quedando a Maduro es zambullirse de lleno en el narcotráfico. Hay cuatro grandes exportadores de droga en América Latina:Colombia, Mexico, Bolivia y Venezuela, estos dos últimos son narcoestados, donde el tráfico está manejado directamente por las más altas autoridades políticas.

Como los presidentes de Bolivia y Venezuela tienen una gran amistad, afinidad ideológica y personalidad parecida, no es muy descabellado suponer que podría incrementarse el narcotráfico por la vía Bolivia-Venezuela, esa es, a mi modo de ver, la única salida factible que le va quedando a Maduro, porque mantener a sus sicarios y a sus generales cuesta plata.

Tal vez en eso esté pensando el Departamento de Estado y la gira de Pence por América Latina puede que haya sido para probar como está el agua en caso de una captura. Yo veo una salida en Venezuela parecida a como salió el Cara de Piña en Panamá, con buenos antecedentes que involucren a Maduro y Cabello en el narcotráfico quedaría todo listo para que los vayan a buscar, les coloquen su traje anaranjado y los metan en sendos agujeros cerca del Chapo Guzmán. Claro que habría un alharaca de los sospechosos de siempre, pero son cada vez menos. Tal vez por ahí esté la salida para Venezuela, nada de elecciones, protestas ni tonteras por el estilo: un proceso por narcotráfico y chao.

Para algo que sirvan esas malditas leyes.

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