Yo me quedo con tres a pesar de los embustes de Putin

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Republica, 08.03.2022
Inocencio F. Arias, embajador (r) y columnista español

La ONU, que no inventa, cifró anoche en unos 2 millones de personas las que han escapado de Ucrania. Pronto serán cuatro millones. Mujeres y niños en su mayoría, algunos hombres de avanzada edad.

Como esto va a engordar -pronto pueden ser 4 o 5 millones- yo me quedo, si es preciso, con una familia de tres hasta fin de año en una casita en mi pueblo y le damos el sustento. Me impulsan las imágenes que vemos, los relatos de nuestros periodistas y comprobar la recepción de varios países europeos. Las naciones limítrofes han sido muy generosas. Polonia ha acogido ya 1.208.000, se dice pronto, Hungría, donde hace semanas Orban “devoraba” a los inmigrantes, 194.000, Eslovaquia 140.000, Moldavia, un país arruinado, 83.000…También se dice pronto.

Los más occidentales han sido más parcos, evidentemente no por cicatería sino por la distancia, Alemania ha acogido 31.000, Francia 2.500, Irlanda, un país relativamente pequeño en población 2.200. En Gran Bretaña hay un cierto remolino porque por razones burocráticas sólo se han admitido a 300 y comienzan las interpelaciones en la prensa. A España, también estamos lejos, sólo han llegado unas docenas. Si la tragedia se prolonga y los fronterizos con Ucrania están saturados estoy convencido de que seremos muy hospitalarios, aunque alguno enarque las cejas porque le repela proteger a los que protege Estados Unidos. Ni que decir tiene que Europa, nosotros, no podemos olvidar a los refugiados cuando las hostilidades se paren. Muchos no querrán volver inmediatamente a su país.

Mientras, continúa la estudiada catarata de mentiras hilvanada por la gente de Putin, son maestros en presentar los acontecimientos exteriores en la tele con una mezcla de dramatismo y amenidad que los hace creíbles y digeribles por un público, victimista con Occidente, al que se viene lavando el cerebro especialmente en la pequeña pantalla desde hace años.

En la televisión y los periódicos rusos no se puede hablar de guerra. Es punible. Putin ha montado una “operación militar especial” para liberar a Ucrania de “un régimen de drogadictos y de nazis” (poco importa que el valiente Zelensky sea judío). El ejército ruso habría sido acogido con júbilo por los ucranianos que sabían que el gobierno de Kiev estaba “cometiendo un genocidio” en el Donbass (la región que Putin violando el derecho internacional y sus compromisos ya le ha robado a Ucrania).

La trola sigue con la afirmación de que los rusos han entrado en Ucrania “para salvar a una nación hermana”, Izvestia, todo un panfleto, publica que los soldados ucranianos son los que disparan a los ciudadanos que huyen al extranjero y el presidente de la Duma o parlamento ruso no vacila en decir que la operación militar especial ha salvado millones de vidas porque la OTAN estaba a punto de atacar a Rusia (¡y los militares españoles o franceses sin enterarse de que íbamos a cometer esa maldad!...) . Propagan asimismo que los ucranianos iban a utilizar armas bacteriológicas que les había proporcionado…, ya lo habrán adivinado, Estados Unidos.

La paradoja es que pasadas casi dos semanas del ataque ruso, un 58 o 60% de la población de ese gran país aún está conforme con la invasión y la guerra. ¿ Son los rusos de a pie crueles e imperialistas?. No, están intoxicados y no se dan cuenta de que su conducta heroica frente a Alemania en Leningrado, etc… durante la II Guerra Mundial fue parecida a la que muestran los ucranianos frente a la agresión rusa montada por Putin. Se les oculta. Es la mejor prueba de que un régimen no democrático que controla la información puede hace comulgar con ruedas de molino a millones de personas.

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