Armenia: Un genocidio y algo más….

 Isabel Undurraga Matta[1]

Este año se cumplen 100 años de uno de los acontecimientos más trágicos que registra la historia del siglo XX: el Genocidio Armenio llevado a cabo por Turquía

Un drama de proporciones bíblicas y que va a constituir el preludio de lo que ocurrirá 30 años más tarde con los judíos y gitanos en la Alemania gobernada por Hitler y a fines del siglo, el exterminio en Ruanda y con el actuar de Serbia frente al pueblo Bosnio.

En el consciente colectivo de Occidente está presente el Genocidio Armenio. Pero se ignoran hechos fundamentales acerca de por qué ello fue posible, así como de la historia antiquísima de este pueblo y su aporte a las civilizaciones que se desarrollaron en el Oriente Medio. Lo primero que hay que aclarar es la diferencia entre matanza y genocidio, dado que suele creerse que ambos conceptos son sinónimos. Nada más alejado de la realidad: el genocidio es una forma organizada de destruir una nación, etnia, raza o grupo religioso, lo cual exige una planificación central y detallada y una maquinaria para llevarla a cabo.

Pero antes de tratar el tema que nos ocupa, creemos que sería adecuado adentrarnos someramente en el pasado de este país, su gente y su cultura.

Armenia pertenece a los pueblos de origen indoeuropeos que se asentaron en la zona al sur del Caúcaso. Cultural, histórica y políticamente se considera parte de Europa. Pero el hecho de estar ubicada en la región del Cáucaso meridional, hace que se le sitúe en una imaginaria frontera euroasiática. Aparece mencionada en textos tan antiguos como la Biblia, ya que habría sido a los pies del monte Ararat ubicado en su territorio, donde habría recalado Noé una vez finalizado el Diluvio. Su paisaje muy accidentado, es una altiplanicie que alberga altas montañas y numerosos lagos. Este hecho geográfico será de la mayor relevancia para el devenir de Armenia, ya que por una parte le permitirá a sus habitantes refugiarse en esas montañas para resguardar celosamente su rica cultura, lengua y religión. Y por la otra, el que será la obligada ruta de paso y campo de batalla de un sinnúmero de pueblos invasores que la conquistarán sucesivamente: persas, asirios, caldeos, mogoles y turcomanos entre otros, dejando cada uno de ellos algo de su impronta, pero sin modificar la esencia de una manera de ser que los armenios habían ido desarrollado a lo largo del tiempo.

Pero hay otras dos invasiones que sí van a ser relevantes en la historia de Armenia: la conquista por Darío y Alejandro Magno, lo que le permitió entrar en contacto con la cultura griega. Y el posterior sometimiento al Imperio Romano, lo que entre otras consecuencias, hará que en el año 302 Armenia declare el cristianismo como su religión oficial.

En el siglo XIV cae bajo el dominio del Imperio Otomano, teniendo obligadamente los armenios que participar en las prolongadas guerras entre turcos y persas por el dominio de esa zona. Con el Tratado de1639 firmado por ambos contendientes, Armenia es dividida en dos: la parte oriental será para los persas, y la occidental, para los otomanos. Ambas dominaciones fueron durísimas con exterminios y diásporas, particularmente por parte de los otomanos.

Mientras tanto, la Armenia “persa” trataba infructuosamente de integrarse a Rusia. Recién lo logró en 1828, pero sujeta a la misma falta de libertades y privaciones de todo tipo a que estaban sujetos los súbditos del Imperio Ruso.

A comienzos del siglo XX la situación en Turquía cambia drásticamente al ser derribado el gobierno del sultán por parte del movimiento antimonárquico de “Los Jóvenes Turcos”, con el apoyo de los armenios y demás pueblos sometidos, prometiéndoles a todos ellos un cambio favorable en su situación. Los armenios abrigaron la esperanza de que su condición de ciudadanos de segunda clase con sus derechos sociales, económicos y políticos severamente restringidos quedarían definitivamente atrás. No fue así y nada se modificó al respecto.

En 1914 estalla la Primera Guerra Mundial y Turquía se une a Alemania, enfrentándose automáticamente a Rusia, su secular enemigo. Turquía llama a la movilización de todos sus ciudadanos y obliga mediante un decreto, a que todo armenio varón menor de 45 años que viviese en territorio turco, debe asimismo enrolarse en su ejército. Los armenios “turcos” se niegan a enfrentarse a sus hermanos los armenios “rusos”, fueron acusados de traición a la patria y muchísimos fueron fusilados y miles, enviados a realizar trabajos forzados. Con el resto del pueblo armenio, la reacción turca fue drástica e inmediata: a partir del 24 de abril de 1915, ordena la deportación masiva de los armenios, unos dos millones, hacia Mesopotamia (hoy Irak) y hacia el desierto. El proceso duró un año, sufriendo los desplazados las penurias más indescriptibles: matanzas sistemáticas, violaciones y la muerte por hambre y sed. Se habilitaron más de veinte campos de concentración. Los intelectuales armenios y todo aquel que se estimase que podía influir de alguna manera sobre su pueblo, fueron fusilados sumariamente. Los pocos que lograron alcanzar la costa y embarcarse en algún navío, no se salvaron ya que las embarcaciones fueron hundidas por los turcos. El silencio de las grandes potencias europeas frente a este horror, fue absoluto.

De los dos millones que fueron obligados a huir, no sobrevivieron más de seiscientos mil, pudiendo refugiarse en países como USA, Argentina, Francia y otros en los que, integrándose completamente, han hecho grandes aportes en distintos ámbitos. Baste señalar a los tenistas Andrea Agassi y Nalbaldian, la show woman mundialmente famosa Kim Khardashian, el compositor Khatchaturian, y los cantantes Aznavour y Cher. Sin contar destacados nombres en la literatura.

Turquía niega hasta hoy este genocidio, aduciendo que “…en todas las eras de la Historia hubo dolor y tragedia y durante los años de la Gran Guerra, los armenios no fueron el único pueblo afectado por ellos” (Palabras del Presidente turco Recep T. Erdogan en agosto de 2014 durante la inauguración de la exposición sobre la Primera Guerra Mundial, en Estambul). Este empecinamiento de Turquía en negar algo tan dramático y evidente, le ha impedido hasta la fecha, el ingreso a la Comunidad Europea.

Mientras tanto Armenia hoy, ya como nación independiente y con plena presencia en la comunidad internacional, sigue esperando por parte de Turquía el reconocimiento del Genocidio y las consiguientes palabras de disculpas.

[1] Historiadora de la Pontificia Universidad Católica de Chile.-

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