Carta El Mercurio, 19.10.2018 Jaime Lagos Erazo, abogado y embajador (r)
Cuando se viven momentos muy propicios en las relaciones de Chile con sus vecinos, ha vuelto a aparecer el conflicto con Argentina por el Campo de Hielo Sur, en un trecho que fue delimitado pero no demarcado.
Este continúa siendo el único tema pendiente que persiste en la fijación del límite entre ambas naciones desde el Tratado de 1881, que dio origen a una traumática historia limítrofe en una de las más extensas fronteras del mundo. Con Perú, como sabemos, perdura una controversia por el llamado "triangulo exterior", una pequeña franja territorial con costa seca en la frontera norte entre Perú y Chile luego que la Corte Internacional de Justicia por un fallo de 2014 estableció definitivamente los límites marítimos entre nuestros dos países. Para Perú este es un tema "innegociable".
Con Bolivia, esa misma Corte recientemente sepultó para siempre su reivindicación de un acceso soberano al mar y ese tribunal en este momento sustancia el pleito por el río Silala presentado por Chile.
En este ambiente tan favorable, que abre nuevos horizontes de cooperación y amistad para nuestras relaciones vecinales, sería lamentable que el tema de los hielos patagónicos perturbe las excelentes relaciones que existen con el gobierno de Macri.
Pero ciertas actuaciones recientes de autoridades trasandinas denunciadas por "El Mercurio", como la incursión de una expedición militar argentina en el área y más recientemente la publicación de un inventario de los glaciares que incluye hielos de territorio chileno, son signos inquietantes que hacen recordar lo sucedido con Palena.
Por ello, como lo han sugerido algunos parlamentarios chilenos, se deben representar estos hechos al gobierno de Buenos Aires y acelerar los trabajos de demarcación, si bien estamos conscientes de su dificultad.
