CODELCO: La tormenta perfecta

Columna
OpinionGlobal, 04.07.2016
Jaime Undurraga M., abogado (U. de Chile) y consultor de empresas

Es raro encontrar alguien en Chile que tenga conciencia de los problemas que enfrenta Codelco, no sólo a nivel general sino también en los más altos niveles profesionales y de autoridades del país. Salvo unos pocos, nunca en Chile se ha tenido en claro cómo se explota el cobre y cuál es la real importancia de Codelco para el país. No se trata de ideologías, sino de un hecho de la causa.

Pues bien, la actual situación que enfrenta la empresa cuprífera estatal es de una gravedad tal, que no dudo en llamarle “la Tormenta Perfecta”. Los problemas que enfrenta nos impactarán a todos sin excepción. Pero, sobre todo, a los más pobres. Sin duda, que impactará al Gobierno, a la clase política y a la marcha de la economía nacional en general.

No es cuestión de estar enfrentando un ciclo de bajos precios del metal. Ello, ya ha ocurrido en otras ocasiones, en las que la empresa supo y pudo capearlos. No! Lo que ocurre ahora es que dicha empresa enfrenta un ciclo de precios bajos en la peor situación productiva de su historia. Y, las consecuencias de lo anterior, tendrán enormes impactos en el quehacer nacional en el futuro cercano. No estamos hablando de 10 o 15 años. Hablamos de 2 a 4 años más, o sea, mañana.

¿Cómo se produce esta Tormenta perfecta?

Codelco ha estado estudiando -en los últimos 10 años- cinco megaproyectos simultáneos para poder mantener su producción de 1.7 millones de toneladas en el futuro (Chuqui Subterránea; Andina 244; Rajo Inca; RadomiroTomic; y Nuevo Nivel Mina El Teniente).  Se han gastado centenas de millones de dólares en ingeniería y solamente se ha podido comenzar la construcción de Chuqui Subterránea, con solo un 30% de avance.

De acuerdo a los especialistas en megaproyectos a nivel global, no existe empresa minera en el mundo que pueda enfrentar 5 megaproyectos de esta envergadura en forma simultánea y con una inversión estimada de US$25 mil millones. Pero Codelco trató de hacerlo y está pagando las consecuencias. Son proyectos mal estudiados, llenos de cambios de diseño y de procesos, con una cantidad importante de problemas no resueltos, pese a todo lo gastado en ingeniería, y con múltiples atrasos por todas las razones anteriores. Lo anterior sin contar con la eterna dificultad de financiar los costosos estudios por parte del Estado.

La complejidad de cada uno de este tipo de proyectos es impresionante; la cantidad de disciplinas que involucra su desarrollo es numerosa; y requiere – entre otras cosas – la capacidad de tener equipos propios de ingeniería muy sólidos como para poder controlar la cantidad de ingenierías externas a contratar. Lo cual no ha sido el caso, según se observará.

En otras palabras, pareciera que ha sido una verdadera locura haber acometido los 5 megaproyectos simultáneamente.

No cabe duda que, el actual Presidente Ejecutivo de CODELCO y parte de su equipo, es de la mejor calidad que se puede encontrar en el mercado mundial. Pero, como dice Nelson Pizarro (CEO de la empresa), no puede hacer milagros. Y su principal foco hoy día está más en el control de daños que en la proyección futura de la empresa. Bajar costos es lo que más puede hacer en el corto plazo. Así de grave. Es entendible que utilice ciertos eufemismos para decir verdades tremendas sin causar pánico. Por ejemplo, el “rediseñar” los proyectos, o bien, que están en “estado de maduración”, significa que se han tenido que corregir violentamente el diseño de casi todos ellos, así como disminuir sus metas de producción debido a que son inalcanzables con la ingeniería conceptual deficiente que se tiene, y menos aún con la falta de recursos.

Según Pizarro “Codelco atrasó sus decisiones de inversión a tal punto que si no hace sus proyectos estructurales pone en riesgo su nivel de producción” (El Mercurio 12 de Junio). ¿Qué significa esto?  No sólo que puede ocurrir una disminución en la producción de ciertas divisiones, sino que también puede suceder que el desfase entre las operaciones actuales y los futuros proyectos estructurales sea tal, que ocurra un lapso de tiempo en que más de una operación tenga que parar porque no hay rocas que echarle al proceso. ¡Así de simple! ¿Se imaginan El Teniente paralizado un año por ejemplo? Una catástrofe. No se trata de ser exagerados, sino de poner las cosas en real perspectiva.

Un ciclo de bajos precios como el de ahora y una disminución relevante de la producción de CODELCO basta para generar una "Tormenta Perfecta" en Chile. El Estado no tiene recursos para capitalizar la empresa y la empresa no puede darle excedentes para que el fisco le proporciones los recursos. ¿Endeudarse? Fuera de ser cada vez más caro, habría que ver para desarrollar qué tipo de proyectos. El mercado ya sabe de todos estos problemas.

El grueso de los chilenos no tiene idea de lo importante que es esta empresa para la vida de todos nosotros: es la mitad de todas nuestras exportaciones; representa más de 20% del presupuesto fiscal; gracias a ella pagamos mucho menos impuestos; etc. Sería un verdadero desastre, con todo tipo de consecuencias no sólo económicas sino también políticas.

Mientras tanto ¿Qué opina el directorio de CODELCO? ¿Nunca se dieron cuenta del problema? ¿Qué opina la Confederación de Trabajadores del Cobre, cuyo presidente es director hace más de 20 años?

Este se arrastra desde hace años y no tiene mucho que ver el signo político del gobierno de turno. En todo el espectro político siempre ha existido la misma ignorancia básica sobre lo que es CODELCO, lo que son sus procesos, y sobre la necesaria visión de largo plazo que un negocio como éste requiere. Sólo les importan sus excedentes.

En resumen, y sin ser agorero, parece que se nos viene la "tormenta perfecta". No hay duda que Pizarro hará todo lo posible, pero eso no es suficiente. Según Gustavo Lagos, uno de los pocos que entiende el tema a fondo, CODELCO tendría cuatro opciones: Uno, endeudarse más y más caro, lo cual siendo posible no soluciona el problema en la magnitud que se requiere; dos, incorporar capital privado a la empresa (AFPs), que no sería factible por la ideología imperante con el gobierno de la Nueva Mayoría; tres, vender activos, aunque no serían lo suficientes para acometer la envergadura del problema; y cuatro, encomendarse al espíritu Santo (puede ser lo más viable, siempre que sean creyentes).

A mi juicio, este es -lejos- el problema económico más serio que encara hoy el país. Y, sus consecuencias, pueden ser exponenciales.

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