El cuidador de verano

Jaime Undurraga M.[1]

(www.weknowyourdreams.com)

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Hace unos días ( antes de Año Nuevo), estando en una fiesta de matrimonio, se producía la siguiente conversación entre los de la mesa:

-¿Cuándo se van?

El 1º en la mañana... ya no hallo las horas...

-¡Qué rico! nosotros también...… un mes de "guata al sol ", no puedo creerlo.

-¿Con quién dejan la casa?

Y ahí comenzó un tema que me pareció interesante de rescatar, no sólo por los personajes involucrados sino, además, por el proceso psicológico asociado a él. En realidad el personaje central es el cuidador de la casa en verano; o más bien la cuidadora. El proceso psicológico mismo se produce entre los dueños de la casa.

Partamos por el personaje.

Salvo los casos excepcionales en que el cuidador o cuidadora es como de la familia " o lleva 15 años cuidando la casa”, pareciera que la tónica es que nunca se les conoce muy bien. Hay buenas referencias de ellos, pero nada muy concreto. Hablo en plural, porque lo lógico es que sea un matrimonio, ya que mientras ella "cuida, él riega, lava los vidrios y alguna otra pega pesada que queda pendiente.

Los comentarios suelen ser del tipo: " mira, la conozco poco, pero es sobrina de la empleada de la tía Julia de toda la vida; gente muy buena de Temuco. Su marido incluso hizo el servicio militar así que debe ser ordenado. En fin, se ven super tranquilos. Parece que este año le achuntamos, porque el anterior fue un desastre. No me quiero ni acordar..."

Claro que la que así opina no ha pensado en el tremendo desarrollo que han tenido las regiones durante los últimos años; que Temuco ya tiene Mall; que en el servicio militar los conscriptos sólo andan ordenados cuando el sargento los está mirando; etc.

Y así, cada persona va contando con quién va a dejar la casa. Por lo que escuché, pareciera que se produce un proceso más complicado que el que aparece. Yo lo igualaría a los casos en que uno tiene que hacerse una operación ambulatoria y debe ponerse anestesia local: sabe lo que le va a pasar; le da susto, pero tiene que hacerlo igual. Por lo tanto, frente al mismo problema las personas involucradas se sitúan con distintos enfoques.

Todos los que conversaban sobre el tema, sabían en lo más recóndito de su mente que ninguna " buena referencia " les aseguraba que los cuidadores no usarían algo de la casa, que se supone no deberían usar. Y ante este proceso, creo que las mujeres reaccionan distinto que los hombres. Es decir se sitúan en un análisis mucho más rico de los costos y beneficios en juego.

Por ejemplo, las dueñas de casa van desde la que plantea  las cosas "por principio"; pasando por la "asquienta"; hasta la más pragmática ("total a la vuelta lavo todo igual, pero mi veraneo no me lo voy a arruinar"). Creo que el caso más complicado es el de la "asquienta", porque la imaginación desbordada no la abandonará en todo el veraneo y, en algunos casos, capaz que hasta se quede corta... La de los principios, bueno, después se verá.

Pareciera que los hombres, en cambio, se sitúan casi todos en el enfoque del pragmatismo. Para ello, es básico dejar bien claro qué día y a qué hora vendrán a Santiago por dos días. Así la casa estará impecable, le tendrán su biftec con tomates ("como a él le gusta"), se irá de vuelta feliz y podrá contar en la playa que la casa estaba impeque. Pero sabe que puede no ser así.

Y llega el día. Todo cargado desde la noche anterior. Excitación general y toda la familia en movimiento a las 8:30. A la misma hora suena el timbre. Ella exclama: " ¡es la María! Te dije que era lo más cumplidora que hay. Justo a la hora que le dije". Y comienza la función de "entregarle la casa". Listas de encargos; rutinas; horas de riego del jardín; indicaciones sobre cómo echar a andar el filtro de la picina que resulta muy simple (" total, como no se va usar casi.. .");etc.

Y hay que observar la pinta de los cuidadores. Ella, en tres minutos ya funciona en delantal (o pintora creo que le dicen), condoritos de rigor y con cara de estar absolutamente atenta a las indicaciones de la dueña de casa. Él, peinado a la gomina, chispa de oro reluciente, polera color caqui con rayas celestes, pantalón oscuro de traje y “hawaianas” también, pero con tira en los talones (tipo off-road que indican que está listo para labores más pesadas). El marido sigue a la María y a la patrona por toda la casa, escuchando también con atención lo que dice la Señora, con una cara como diciendo: “no se preocupe, si a la María se le olvida algo, yo me acuerdo".

Tipo 11:00 ya está todo listo para la partida (yo creo que el Presidente de la República se demora menos en dejarle "encargado" el país al Vicepresidente cuando sale de viaje).

Los cuidadores se despiden de mano en alto llenos de frases como: "páselo bien y descanse, señora. Si con el Norberto no vamos a tener ningún problema". La María con una esponja en la mano. Y antes que el auto se pierda de vista, el Norberto ya está regando.

Más o menos a la media hora de viaje, ella le pregunta a él: “¿qué te parecieron? -Bien, se ven una pareja bastante tranquila - Sí, y ella se nota que es una mujer de esfuerzo, aunque he sabido que él es también muy trabajador - En realidad, no hay nada mejor que tener una pareja de más edad -¡Si no va a pasar nada gorda, relájate!". Y así continúa el viaje, hasta  que unos minutos después, él dice lleno de energía y buen ánimo: “¡ Bueno, ahora a pasarlo bien que lo merecemos todos ".

Esto es lo que llamo la anestesia local. Ambos piensan que las posibilidades que las cosas no se den como las piensan es real. El inicia un entretenido diálogo con los hijos que van en el asiento de atrás. Ella sigue repasando mentalmente las instrucciones que le dejó a la María; dónde dejó las cosas guardadas que no quieren que ni se las toquen; analizando detalle por detalle la impresión que le dio el Norberto; etc.

Lo único de lo que no se percató fue de aquella extraña lucecilla en las pupilas del Norberto, a medida que el auto se alejaba.

¿Qué es lo que sucede durante dicho período de vacaciones en la casa "cuidada"? Varias cosas. Pero dos son las principales: aquellas que uno nunca se entera y aquella que uno se entera. Estas últimas se dividen en dos categorías, a su vez: aquellas en que uno se entera por el vecino y aquella que uno se entera "post facto", cuando ya no hay nada que hacer. Resulta notable destacar que los vecinos juegan, regularmente un papel importante en este proceso, como veremos. Para empezar, siempre se da la coincidencia de que nunca veranean en la misma época que nosotros.

En realidad, por lo general podemos estar seguros que la casa estará " cuidada ". Pero ello no quiere decir que no será usada ".

El primer día, la pareja se mantendrá tranquila cumpliendo bastante bien las primeras instrucciones de la señora. Sólo el uso del teléfono subirá un poco más de lo normal. Al segundo día, el Norberto ya estará regando en traje de baño (de lana) y, como pancutra de blanco, salvo la marca de quemazón con camiseta, se pegará una metidita en la piscina, porque "el sol ta´ picando mucho".

Hasta que llega el día (más temprano que tarde) en que se estaciona un furgón pan de molde en la puerta, y comienza a bajarse la primera "lanchada" de familiares de ambos. Y comienza la entretención.  Al principio tímidamente pero, con el tiempo, en forma más relajada. Los días posteriores suelen sumarse algunos amigos de los familiares, con los cabros chicos consiguientes. En cuestión de días, la casa "cuidada" es un balneario de tomo y lomo. Y con muchas más comodidades. La "transistor" con la radio "Colo-Colo" ya no para más al borde de la piscina; los cabros chicos, métale bombitas salpicando a todo el mundo; las viejas mechoneándolos para que se salgan del agua por que la sandía les va a caer mal; los compadres poniéndole a las pilsocas y mirando a las viejas y cabros con cierta chochera; y al Norberto con admiración ("se las mandó el Norbe!). Este, entre medio de tanta alegría, le pega sus regaditas al pasto, como se comprometió.

Entre medio de toda esta algarabía, siempre aparece el vecino a pedir el teléfono. Lo cual es falso. Lo que en realidad quiere es " zapear " a que se debe tanta bulla y poder tenerle la primicia a los dueños de casa cuando vuelvan. Normalmente son empujados en esta expedición exploratoria por sus cónyuges, quienes ya se empiezan a imaginar lo que les pasará a ellas el próximo mes, cuando les toque irse de vacaciones.

La primera impresión del vecino al usar el teléfono (porque a eso vino oficialmente ), es lo pegajoso que está; y con un olor a causeo notorio, ya que en la mitad de su preparación, la María tuvo que atenderlo cuando sonaba, y de ahí para adelante se acostumbró. Luego pega la mirada hacia el jardín y divisa el balneario. Saca sus consecuencias, pero calla. Llega a su casa de vuelta y la mujer se le abalanza: “¿Y?”  “Nada tan terrible. Se están bañando pero nada del otro mundo “. “Cómo ¿Te parece poco que le usen la piscina a la fulanita ? ¿no te parece un abuso de confianza ?” (ésos son los principios de que hablábamos ). “Si no es para tanto mihijita, no le hacen mal a nadie ". En realidad el marido no le quizo contar ni un tercio de lo que vió a su señora, para prepararse mentalmente cuando ellos tengan que pasar por el mismo proceso en 20 días más.

Ahora bien, si el cuidador es hombre solo y relativamente jóven, el balneario puede transformarse en algo espectacular, aunque bordeando el Código penal por atentar contra las buenas costumbres. Atentar contra ellas, también puede dividirse en dos categorías, según el cuidador tenga las hormonas bien puestas o "desordenadas ". Normalmente, en estos casos y, por lo que he escuchado, los vecinos se enteran de la situación cuando se dan cuenta que sus hijos pasan subidos a la muralla mirando para la casa de al lado; y a la hora de comida se miran y se ríen.

Pero volvamos al caso "tipo": la pareja de cuidadores. Me parece que este ritual del cuidado de la casa en verano, debiera ser tomado en su verdadera dimensión. Además no es tan reprochable. Pongámonos la mano en el corazón y pensemos: si viviéramos en el Paradero 42 de Sta.Rosa, en una casa de 35m2 "construidos" con todo lo que ello significa, y llegamos por un mes a cuidar una casa de 450m2 construidos, más 700 ms2 de jardín, más piscina, más todo ¿Qué harían? Y, además, sin que nadie moleste, salvo las incursiones ocasionales del vecino.

Seamos honestos. Haríamos lo mismo, o más.

Lo importante es que la casa va a estar "cuidada", lo cual quiere decir realmente que no va estar robada. Pero todos parten de la base que va a estar "usada", y sólo varían los grados de anestesia local que nos aplicamos. La mejor postura frente al tema, creo yo, es la pragmática. "Total, a la vuelta, lavo todo".

[1] Abogado, consultor de empresas en materia ambiental y colaborador regular de OpinionGlobal.-

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