Carta El Mercurio, 22.06.2018 Alejandro Jara Puga, embajador (r), ex Direcon y ex director general adjunto de la OMC
Estamos ante las escaramuzas iniciales de una guerra comercial. Por una parte, EE.UU., y por la otra (por ahora) Canadá, China, Japón, México y la Unión Europea. Por definición, estas guerras se convierten en un espiral en el que un número creciente de economías aplica medidas restrictivas al comercio y a la inversión. Viene al caso la expresión bíblica "ojo por ojo, diente por diente ...". La consecuencia lógica es que al final todos quedan ciegos y desdentados, incluyendo países como Chile que, por el momento, no parecen afectados.
Los mecanismos de cooperación existentes parecen no ser suficientes para articular los procesos políticos a fin de consensuar un nuevo entendimiento global. Se hace necesario encontrar un nuevo equilibrio que empareje la cancha de la competencia internacional. Chile debe defender sus intereses de largo plazo. Por lo mismo, junto a otros países con intereses e inquietudes similares, particularmente en la región latinoamericana y la Cuenca del Pacífico, Chile debe promover el diálogo y la cooperación. La política comercial de Chile cuenta con un sólido respaldo interno, una "política de Estado". Tanto el Ejecutivo como el Congreso Nacional y otras instancias de la esfera pública deben responder a esta trascendente responsabilidad.