Invasión chilena de mercancías

Editorial
El Diario (Bolivia), 01.06.2017

El objetivo de la invasión chilena a Bolivia en 1879 tuvo como objetivo principal, entre otros, convertir a Bolivia en mercado de consumo de sus mercancías producidas por su sistema económico. Conquistado físicamente el territorio del Litoral boliviano por la invasión militar, empezó, enseguida, la invasión de productos industriales, agropecuarios, metalúrgicos, textiles y otros.

Esa invasión de mercancías empezó a arruinar la economía boliviana y, la hasta entonces próspera actividad socio-económica, entró, en parte, en decadencia sostenida y otra parte dejó de existir. Desde el punto de vista económico, Bolivia empezó a convertirse en colonia de Chile. Pero, no solo eso, también se inició un proceso de colonización política que se fue acentuando paulatinamente hasta llegar a un grado de dominio casi absoluto que, con altibajos, en una u otra forma, dura hasta el presente.

Una de las pruebas de la dependencia económica de Bolivia en relación con Chile, es el alto consumo en volumen y valor de productos chilenos industriales, agropecuarios y otros, dependencia que ha ido creciendo y es aún muy elevado.

En efecto, Bolivia compra mercancías industriales a Chile por alrededor de 400 millones de dólares al año, como ser bebidas alcohólicas, medicamentos, polímeros, papel, muebles, cartones, pastas químicas de madera y otros muchos artículos de consumo directo. En especial, Bolivia importa de ese país grandes cantidades de frutas, entre ellas manzanas, duraznos, uva, quiwi y otras. Los bolivianos ya no consumimos fruta boliviana. En otros tiempos importábamos grandes cantidades de trigo, harina y derivados.

Esa relación destruyó la economía boliviana y la convirtió en una economía colonial. Es más, entró en ruina y empezaron a morir la industria, la agricultura y otros renglones productores.

El caso es más dramático, en cuanto a la importación de manzanas. En la actualidad se importa al año cerca de ¡nueve millones de dólares en manzanas! Esta fruta ha invadido nuestro país en forma tan grave como la invasión a Antofagasta en 1879, si se puede decir. Ha dado muerte, en absoluto, a la producción nacional de esa fruta y la población desprecia el producto nativo y prefiere el extranjero.

Bolivia importó de Chile en año 2015 la suma de 445.798.944 dólares, y si bien el año 2016 esa importación bajo a 349.597.882 dólares, se debió exclusivamente a la reducción de la importación de diésel y gasolina para motores (de 111 y 86 millones de dólares en diésel y de 50 a 19 millones en gasolinas). Entretanto, en muchos niveles oficiales se soslaya esos problemas y solo se presta atención a asuntos de mínima cuantía.

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