¿Nos entenderemos con EE.UU.?

Columna
El Comercio (Ecuador), 12.12.2017
Francisco Carrión Mena, embajador (r) y viceministro de RREE ecuatoriano

En toda relación bilateral hay agendas no siempre coincidentes. En tanto sus intereses sean disímiles, es entendible que haya diferencias. La de Ecuador con Estados Unidos no es una excepción. Lo prioritario en la coyuntura bilateral es el comercio. Se da por descontado que EE.UU. no renovará a Ecuador el sistema de preferencias arancelarias (SGP) al fin de este año y postergará esa decisión unilateral al menos por un semestre luego de un análisis de nuestra realidad económica y política.

Mucho habrá que hacer en Washington, pero mucho más hay que hacer aquí en el Ecuador: avances en ámbitos legales en la economía y hasta en políticas. Recuérdese que es una decisión unilateral. Por ejemplo, no solo EE.UU. sino otros países han cuestionado la decisión del gobierno que terminó en mayo pasado respecto de las denuncias de los tratados bilaterales de protección de inversiones que ha obstaculizado no solamente la llegada de capitales sino el propio intercambio de bienes y servicios. A ello se suman contenciosos pendientes con empresas de ese país cuyos resultados parecerían ser poco favorables al Ecuador.

La migración sigue siendo, por supuesto, fundamental para los dos países pero afecta más al nuestro y no creo que el Sr. Trump cambie de criterio. Por el contrario, acaba de retirar a su país del pacto mundial de migraciones de la ONU. No tenemos mayor espacio en este tema pero hay mecanismos puntuales que podrían utilizarse.

Ante este poco alentador escenario, tampoco hay que bajar los brazos. Hay que actuar articuladamente con otros actores de política interna e internacional. Por ejemplo, sin renunciar a nuestros principios, no podemos seguir apoyando abiertamente al gobierno venezolano. Obviamente si a Venezuela como país hermano en búsqueda de una paz interna negociada. Tampoco seguir protegiendo a Assange cuando ya no hay el motivo para hacerlo después de que Suecia retiró los cargos de que le acusaba. Este asunto afecta los intereses de Washington en tanto que desde nuestra embajada en Londres se intervino, parecería que en connivencia con Rusia, en las elecciones norteamericanas. Podría ser que el gobierno de EE.UU. haga conocer, y con razón, su disgusto por la pasividad del Ecuador.

Son los hechos y no las declaraciones los que, manteniendo nuestros principios y teniendo claros los objetivos, lograrán lo que el Ecuador se propone respecto de sus relaciones con EE.UU.  !Ah! Y sobre todo hablar y actuar con franqueza, eso aprecian los norteamericanos. Con la potencia mundial se la quiera o no, con respeto mutuo, el Ecuador debe entenderse en función exclusiva de sus intereses. Lo que más aprecian los norteamericanos es la franqueza y de esa manera hay que actuar con ellos.

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