Cero transparencia, cero eficacia

Columna
El Montonero, 08.10.2021
J. Eduardo Ponce Vivanco, embajador (r) y ex viceministro de RREE peruano

Las nueve semanas de gestión del maestro ensombrecido por el gran sombrero son una extraña parodia de gobierno. Frenazo económico, alza del dólar, subida de precios, improvisación e incompetencia van de la mano con una mezcla tóxica de incertidumbre, suspicacia y temor por el futuro. Analizar los ingredientes de esta ensalada indigesta es un desafío que comienza por identificar a los principales actores y situarlos en el contexto de nuestra cada vez más deteriorada política.

La presencia del maestro rural mal preparado (y que rechaza el obligatorio perfeccionamiento profesional en beneficio del alumno) se ha traducido en la proliferación de sindicatos magisteriales de extrema izquierda cuyos exponentes más beligerantes son los que lideró el propio presidente Castillo, que dejaron atrás al SUTEP (considerado ahora casi de derecha). Su escandaloso estrellato en el tremendo paro de 2017 fue decisivo para que partidos como Perú Libre le propusieran la candidatura presidencial.

Desde el CONARE SUTE, que surgió entonces, han llegado velozmente a la Federación Nacional de Trabajadores en la Educación del Perú (FENATEP), cuya inscripción oficial fue el primer acto de Íber Maraví, Ministro de Trabajo del primer gabinete de Castillo, y la creación del Partido Político Magisterial y Popular (PPMP) encabezado por “Mery” Coila y otros senderistas del MOVADEF.

La breve, turbulenta y “eficaz” gestión ministerial de Maraví ofreció a Castillo una alternativa partidaria propia para liberarse de las cadenas que lo ataban a Perú Libre, Vladimir y Waldo Cerrón. El cambio de gabinete ha salvado a Íber de la censura parlamentaria ya decidida, dejándolo disponible para futuros cargos en el equipo íntimo de Castillo.

No es el caso del patético Bellido, que deberá volver a su oscura curul parlamentaria. Desde su ingrato escaño deberá enfrentar la burla general que bien se merece.

Será “divertido” ver las consecuencias parlamentarias de las travesuras presidenciales. La primera ha sido violentamente anunciada por Cerrón Jr. (Waldo): “La bancada de Perú Libre no respalda este gabinete, porque porque consideramos que es una traición a todas las mayorías que han esperado durante muchos años llegar al poder”. Parece que el folclore político nacional nos ofrecerá el espectáculo de una bancada perulibresca de “oposición”.

El Congreso ha jugado bien sus cartas, disimulando las movidas con el estilo neutro y desangelado de su Presidenta. Maricarmen Alva expresó muy bien sus esperanzas –disuasivas– de que el Presidente del Perú no sea un “mentiroso”. Pienso que esa declaración nos alejó del turbulento escenario de la vacancia presidencial que se veía inevitable.

Hemos vuelto ahora al escenario desafortunado de enfrentar a los insensatos que insisten en una ilegal asamblea constituyente para “refundar” por enésima vez al país (y atornillarse indefinidamente al trono del poder). Uno de los lazarillos más comprometidos en esta campaña es el narco-agitador prosenderista Guillermo Bermejo, apoyado por quienes se ilusionan con promesas infantiles si firman el referéndum que clama por una “nueva constitución” que nos libere del libre mercado y de la normatividad que nos permitió sacar de la pobreza a tantos compatriotas.

Lamentablemente, esta cruzada nefasta cuenta con la descarada intervención de Evo Morales en los asuntos internos del Perú. El gobierno y la cancillería no pueden mantenerse indolentes frente a su abierto proselitismo político para que el Perú copie el modelo periclitado de la constitución boliviana, con sus divisivos elementos “plurinacionales”, una legislación que facilite el comercio de la coca y la indisimulable ambición de influir en los destinos del sur del Perú.

Esa descarada –y tolerada– intervención ofende la dignidad nacional porque está claramente orientada a comprometernos en los designios del eje castro-chavista que destruye las libertades y el progreso de aquellos que no han sabido defenderse oportunamente de esa avasalladora pandemia política regional.

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