Chile: las amenazas del caos

Columna
Clarín, 15.11.2021
Felipe Frydman, economista argentino, ex embajador y consultor del CARI

El ascenso del candidato José Antonio Kast del Partido Republicano en las encuestas para la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile, que tendrán lugar el próximo domingo, ha generado comentarios que constituyen una amenaza al proceso democrático.

El candidato Marcos Ominami, en una entrevista donde explicó que el avance de Kast se debía al descontento de la gente con la violencia de los disturbios del 18 de octubre, afirmó que su eventual triunfo intensificaría los conflictos.

En ese mismo reportaje, rehusó responder la pregunta de si la izquierda dejaría gobernar a la derecha o seguiría el ejemplo de Ecuador donde Guillermo Lasso enfrenta una dura oposición para implementar el programa por el cual fue elegido.

En el mismo sentido se expresó el dirigente comunista Daniel Jaude, alcalde la Comuna Recoleta de Santiago, cuando afirmó que si se impusiera Kast el pueblo saldrá a la calle a defender sus derechos y oponerse a sus políticas de “vender el patrimonio de Chile”. Jaude perdió las elecciones primarias a favor de Gabriel Boric del Frente Amplio que hasta hace poco lideraba los sondeos.

José Antonio Kast representa a la derecha extrema, aunque se define como una persona de sentido común, y está sumando el apoyo de la derecha moderada de Sebastián Sichel, que fuera funcionario del Gobierno de Piñera. Kast reconoce la influencia de Jaime Guzmán que fuera el redactor principal de la Constitución aprobada en el plebiscito organizado por el Gobierno dictatorial de Pinochet el 11 de setiembre de 1980.

Las posibilidades del encumbramiento de un candidato de derecha no es algo fácil de digerir para un sector político después de los éxitos obtenidos con la organización de las movilizaciones del 18 de octubre de 2019, el deterioro del Gobierno y los resultados de la convocatoria para la redacción de una nueva constitución.

Las movilizaciones fueron en su momento utilizadas no solo para cuestionar al presidente Piñera sino también para denostar el modelo de desarrollo chileno que constituye la contraparte del programa del Grupo de Puebla.

La Concertación por la Democracia identificados con la socialdemocracia gobernó Chile durante 24 años y la oposición Alianza por Chile de derecha sólo 8 años después del retorno a la democracia en 1990. La Concertación tuvo como líderes a Eduardo Frei, Patricio Aylwin, Ricardo Lagos y Michelle Bachellet de amplio reconocimiento.

Todos los índices económicos y sociales de Chile muestran un continuo proceso de avance respecto a otros países de América Latina. Según el Banco Mundial el PBI es de 280.000 millones de dólares, el ingreso per cápita 15.000 (5074 en el 2000), nivel de pobreza del 10% (36%), esperanza de vida de 80 años y un coeficiente de Gini del 44% (52%). Como efecto del COVID el PBI cayó 6% en 2020, el déficit fiscal aumentó al 7,5% y la deuda pública pasó del 28 al 33% para sostener los ingresos.

La creciente polarización entre Boric y Kast muestra la división de la sociedad chilena y la pérdida de influencia de los sectores moderados que dirigieron los destinos del país desde la salida de Pinochet. Esta polarización es común en toda América Latina donde la obsecuencia ideológica pareciera imponerse sobre el pragmatismo.

La izquierda estaba convencida que el camino al Palacio de La Moneda constituía un paseo; no tomó en cuenta que la violencia de los militantes distorsionó las demandas genuinas y generó una reacción negativa en una parte de la población que no participaba de las demostraciones pero que también es pueblo.

Las manifestaciones de Ominami y Jaude siembran dudas sobre la viabilidad de la alternancia política que forma parte del funcionamiento del sistema democrático y abre un interrogante sobre las posibilidades de garantizar la estabilidad en una región que hace décadas viene retrocediendo en el escenario internacional.

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