Clarificadoras declaraciones del presidente Boric

Editorial
La Tercera, 01.06.2023

Amplio eco internacional encontraron las declaraciones del presidente Gabriel Boric durante la reciente cumbre de líderes de América del Sur, que se celebró en Brasilia, quien salió al paso de los dichos del presidente Lula da Silva, promotor de este encuentro, a raíz de sus desconcertantes declaraciones en favor del régimen que encabeza Nicolás Maduro, presente en la cita. Dirigiéndose a Maduro en una rueda de prensa, Lula indicó que:

“ustedes saben muy bien cuál es la narrativa que han construido respecto de Venezuela, del autoritarismo, de la antidemocracia. Esa narrativa ustedes la tienen que deconstruir mostrando su propia narrativa para que la gente cambie de opinión”. Lejos de rectificarse, Lula ha seguido insistiendo en ello. “A partir del momento en que creas la narrativa de que el tipo es un demonio, comienzas a echar a todo el mundo en su contra. Fue así que ocurrió con Chávez, fue así que ocurrió conmigo”, sostuvo.

El hecho de que Lula hubiese extendido esta invitación a Maduro fue leído como un espaldarazo al régimen chavista, que desde hace tiempo ha estado excluido de los principales foros internacionales, y más de 60 gobiernos reconocieron en su momento como legítimo jefe de Estado a Juan Guaidó. Resultó por lo mismo chocante que Lula omitiera cualquier referencia a las gravísimas violaciones a los derechos humanos que han tenido lugar en dicho país y la crisis humanitaria que el régimen de Maduro ha ocasionado, forzando el éxodo de millones de venezolanos.

El presidente Gabriel Boric fue en ese sentido nítido en marcar una distancia con Lula. Si bien el Mandatario chileno mostró su complacencia por el retorno de Venezuela a instancias internacionales, manifestó que tenía una discrepancia con lo que señaló el presidente Lula.

“No es una construcción narrativa, es una realidad, es seria y he tenido la oportunidad de verla en los ojos y en el dolor de cientos de miles de venezolanos que hoy día están en nuestra patria y que exigen también una posición firme y clara respecto a que los derechos humanos deben ser respetados siempre y en todo lugar, independiente el color político del gobernante de turno y eso aplica para todos nosotros”.

La claridad con que habló el Presidente Boric no solo es una muestra de innegable coraje -pues además del Presidente de Uruguay, el resto de los mandatarios optó por guardar silencio frente a estos ominosos dichos y sus implicancias-, sino que además trazan un estándar en materia de defensa de los derechos humanos y la democracia que lo diferencian notablemente de la mayoría de los líderes progresistas que hoy proliferan en la región, y que han sido incapaces de condenar las tropelías del régimen venezolano o las dramáticas violaciones a los derechos humanos en Nicaragua, simplemente por incomprensibles cuestiones de orden ideológico. En el caso venezolano hay elocuentes informes de organismos internacionales -entre ellos el reporte de la Misión Internacional convocada por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas- que han documentado el asedio a opositores, torturas, violencia de los aparatos de seguridad y ejecuciones extrajudiciales, entre otros hechos, algunos de los cuales han sido tipificados como crímenes de lesa humanidad.

A medida que varias democracias de la región han ido sucumbiendo y con ello también el respeto de las garantías fundamentales, se hacen necesarias voces clarificadoras, como ha sido en este caso la del presidente Boric. En ese sentido, Lula da Silva ha perdido una enorme oportunidad para marcar un liderazgo diferenciador en el continente.

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