El futuro de América Latina: mirada a largo plazo

Artículo
OpenDemocracy, 07.07.2015
Federico M. Rossi, sociólogo político

Lo que llevó a la izquierda a gobernar en esta parte del mundo debe entenderse como parte de un proceso de exclusión de la arena sociopolítica de las capas pobres de la sociedad.

¿Cómo definir la política de la última década y media en América del Sur? Existen diversas opciones. Una de las descripciones más utilizadas, que reúne a los gobiernos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Uruguay y  Venezuela, señala que son líderes a la izquierda-del-centro quienes gobiernan en estos países. Los líderes provienen de partidos izquierdistas tradicionales tales como el Frente Amplio en Uruguay o los Socialistas en Chile, de partidos populistas como los Peronistas en Argentina, o de partidos más nuevos, como el Partido de los Trabajadores en Brasil. Si bien ésta es una manera correcta de destacar una conexión entre gobiernos de muy diversa índole, no es una definición que explique demasiado bien lo que en el fondo estos gobiernos están haciendo.

Tenemos que remontarnos en la historia para comprender lo que está experimentando la América del Sur contemporánea. Lo que sea que estemos presenciando ahora está inevitablemente ligado al pasado. Esto no significa que seamos marionetas de nuestro propio destino, sino que lo que parece nuevo para nosotros es siempre el resultado de una serie de cambios acumulados que nos precede en el tiempo.

¿Qué llevó a la izquierda a gobernar?

El proceso que llevó a la izquierda a gobernar debe ser entendido como parte de aquello que yo llamo un proceso de desincorporación o de exclusión de la arena sociopolítica de las capas pobres de la sociedad. Fue un largo proceso que empezó en los años 70 del siglo XX y continuó hasta finales del los 90. Este período se asoció con las reformas del estado neoliberal y de los regímenes militares autoritarios. Mientras que el neoliberalismo aumentó la precariedad de las condiciones de vida, la desigualdad socioeconómica y la marginalización; el autoritarismo eliminó, o redujo sustancialmente, las libertades cívicas y políticas.

América Latina conoció ciclos de movilización masiva contra el neoliberalismo que en muchos casos llevaron a la caída de gobiernos. En el período 2001-2002 Argentina vio nombrar, en menos de dos semanas, hasta cuatro presidentes. Bolivia también vivió cuatro recambios presidenciales entre 2002 y 2005. Ecuador y Venezuela experimentaron el colapso de sus sistemas de partidos y de sus regímenes políticos, aunque éste no fuera el caso de Uruguay y de Brasil. Cada país es bien distinto, y cuando nos referimos a un proceso de esta envergadura, no debemos olvidar estas diferencias. Sin embargo, lo que es común a todos estos países es que las consecuencias excluyentes de las reformas neoliberales llevaron a la desincorporación de la arena sociopolítica de una cantidad enorme  de gente pobre y de clase media. En pocas palabras, lo que llevó a la izquierda al poder en estos países fue el fracaso del neoliberalismo como vía para un desarrollo sustentable.

¿Qué hace que los gobiernos actuales sean similares a los de los años 30-50?

La similitud entre los gobiernos contemporáneos en América del Sur no se basa en el hecho de que todos provengan de la izquierda, sino en que están asociados al ciclo de transformaciones que reincorporaron gradualmente aquellos segmentos de la sociedad que habían sido desincorporados por las reformas neoliberales y los regímenes militares. Esto significa que aquello que caracteriza y unifica estos gobiernos tan dispares es el hecho de que llevaron a cabo una serie de políticas, encaminadas a la expansión de la arena sociopolítica a través de la inclusión de aquéllos que habían sido excluidos socioeconómicamente – y a veces, políticamente.

Esto implica un conflicto redistributivo, puesto que para reincorporar a sectores excluidos lo que hace falta es realojar recursos desde los segmentos más ricos de la población hacia los segmentos más pobres a través de impuestos, subsidios, políticas sociales y otros mecanismos estatales. Esto se considera habitualmente un programa de izquierdas, pero en cualquier caso tiene una connotación mayor. La ola de políticas de reincorporación de la gente pobre y excluida que ha venido aconteciendo desde 1998 es la segunda ola de este tipo que tiene lugar en la historia de América Latina. La primera incorporación tuvo lugar en los años 30 y 40, tras el colapso del liberalismo económico (y a veces político) como consecuencia del crack de la bolsa de Nueva York en 1929 y de la ruina de la mayoría de economías europeas, y tras décadas de protestas acumuladas en pos de la inclusión por parte de movimientos campesinos, indígenas y sindicales a través de casi toda América Latina. Esto trajo la emergencia de líderes como Lázaro Cárdenas en México, Getulio Vargas en Brasil, y Juan Domingo Perón en Argentina, quienes impulsaron la creación de políticas sociales que incluyeran en la sociedad, como miembros de pleno derecho, a los pobres y a los excluidos, que fueron organizándose sindicalmente de manera progresiva y que clamaron por sus derechos.

Durante la última década, líderes como Néstor Kirchner en Argentina, Lula de Silva en Brasil, Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador están (o estuvieron) vinculados, tras la caída del neoliberalismo, a un proceso similar de recreación de políticas sociales. Los actuales gobiernos izquierdistas en la región forman parte de un ingente y prolongado proceso histórico de lucha entre grupos socioeconómicos y políticos a favor o en contra de la expansión o de la reducción de esta arena sociopolítica. El ciclo que va de los años 70 a los 90 fue un periodo de reducción de la arena sociopolítica, aumentando el poder y el patrimonio de los ricos, y  marginalizando masivamente a los más débiles. Tal como aconteció en el periodo que va de los años 20 a los 40, esta vía desarrollista colapsó y como resultado emergió una nueva ola de incorporación. Perón y Vargas manejaron la incorporación de manera distinta, y Chávez y Kirchner hicieron lo propio con la reincorporación.

En estos momentos, algunos de estos gobiernos atraviesan lo que podría ser el fin de este ciclo de reincorporación de los pobres. Es difícil decir lo que vendrá después puesto que las vías de desarrollo son tanto el resultado de ciclos económicos como de una mezcla de resultados buscados y no buscados de las luchas políticas entre grupos opuestos en la sociedad. Lo único que es seguro es que utilizar una óptica histórica de largo plazo puede ayudarnos a entender los retos a los que actualmente se enfrentan los sudamericanos.

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