‘El gobierno debe retirar de inmediato a su embajador en Venezuela’

Entrevista [Carolina Valdivia Torres, exsubsecretaria de RREE]
La Tercera, 29.07.2024
Francisco Artaza

Para Carolina Valdivia no fue una sorpresa lo que ocurrió ayer en Venezuela. Para la excanciller (S) y exsubsecretaria de Relaciones Exteriores durante la administración de Sebastián Piñera, el régimen de Nicolás Maduro desde el día uno fue dando pasos encaminados a no dejar el poder.

Por lo mismo, aunque valoró la reacción del presidente Gabriel Boric y del canciller Alberto Van Klaveren, advierte que estas críticas no tienen peso si es que Chile no actúa en conjunto al resto de los países de la región que han sido capaces de sacar declaraciones y acciones conjuntas. Para Valdivia es imprescindible que Chile retire a su embajador en Caracas, Jaime Gazmuri (PS), si es que quiere actuar en coherencia con su posición de que se deben tomar medidas de presión internacional.

 

¿Cómo lee lo ocurrido ayer en Venezuela?

Era una de las salidas más esperables. El régimen de Maduro no tenía ningún incentivo para entregar voluntariamente el poder y frente a eso el escenario más previsible era que se fraguase un fraude. Cómo lo hicieron, del modo que lo hicieron, fue aún más burdo de lo que uno hubiera esperado.

 

¿Se refiere a que el régimen escondiera las actas y demorara la difusión de los resultados?

Que escondieran las actas, que se prohibiera el ingreso de de los testigos y observadores. Pero esto partió de mucho antes, desde el inicio mismo del proceso, del día uno, desde que se prohibió la participación de María Corina Machado, desde que empezaron a incumplir el acuerdo de Barbados. Desde ahí ya el proceso era muy fraudulento. Lo de ayer termina por consolidar ese fraude, con la no entrega de las actas a los apoderados que estaban en cada uno de los locales de votación, desde que se prohíbe el ingreso al Consejo Nacional Electoral, que le entreguen a cada candidato el 4.6%, que los resultados no den siquiera el 100%. Todo fue muy burdo.

 

Las reglas del juego las puso el régimen y fueron aceptadas por la oposición para tener la opción de competir. ¿La comunidad internacional debió ser más dura con el gobierno de Maduro para garantizar que el proceso fuera más transparente y limpio?

Cuando hablamos de la comunidad internacional hay que distinguirla. Hay cierta parte de la comunidad internacional, básicamente lo que uno podría esperar de los países democráticos de las Américas, de Estados Unidos y de la Unión Europa, que debieron ser mucho más duros desde el día uno. Pero también es verdad que hubo un entendimiento o una compañía a la oposición venezolana representada por María Corina Machado para cambiar de estrategia: recordemos que, en la última elección presidencial de 2018, la oposición se restó de participar porque no se habían dado cumplimiento a ningún tipo de garantías de que el proceso fuera limpio. Esa estrategia no dio resultado. Pero hay otros países que son derechamente autocracias o dictaduras y que acompañaron al gobierno de Maduro en este proceso, como son el caso de Rusia, es el caso históricamente de Cuba donde no tienen esta valoración de las elecciones libres, por lo que se hace necesario hacer esa distinción. Y luego, además, lo que pasa con el proceso venezolano es que pone una cuña o hace que las Américas o al menos la región se divida en tres bloques distintos, lo que hace aún más difícil solucionar el problema venezolano.

 

Se sabía que una baja participación (fue del 59% del padrón electoral) favorecía a Maduro. ¿Falló la oposición en movilizar a la población a votar?

Hay que ver cómo fue el camino de este proceso. En cada momento en que María Corina Machado o Edmundo González Urrutia iban a un lugar a hacer campaña se les impedía el acceso, se cerraban incluso los lugares de comida donde ellos se detenían, hubo amedrentamiento. Por lo mismo, creo que la oposición hizo lo que pudo. Aquí el gobierno juega con el control de las instituciones y, además, con el amedrentamiento de la población. En ese sentido la oposición hace lo que puede dentro de un contexto que es difícil de manejar.

 

¿Cómo evalúa la reacción del gobierno del presidente Boric tras la difusión de los resultados del proceso electoral?

Es una reacción correcta desde un punto de vista moral y político, pero también es una reacción, no voy a decir que es ingenua, pero que tampoco va a llevar a mucho. El peso que tiene Chile en esto es muy, muy bajo. Lo que más me llama la atención es que Chile no haya participado de las declaraciones conjuntas que sí sacaron otros países de la región. Países aislados no van a poder hacer absolutamente nada. Lo que a mí me hubiera gustado ver es que Chile hubiera actuado en conjunto como sí lo hicieron Argentina, Paraguay, Uruguay, Costa Rica, Guatemala, países que, a pesar de sus diferencias ideológicas o a que están en veredas políticas distintas, se coordinaron frente a Caracas y en eso Chile estuvo ausente. Aunque la reacción del presidente y del canciller fueron correctas, faltó una actuación coordinada y a mí me sorprende que no se haya querido plegar a esa actuación regional conjunta.

Da la impresión de que Chile frente a Venezuela no quiere aparecer vinculado a los gobiernos de la región que están más a la derecha. Pero tampoco lo hizo con Brasil y Colombia que son países más cercanos a Maduro, pero que han sido críticos de la forma en que se llevó este proceso electoral.

Creo que a Brasil y a Colombia hay que dejarlos probablemente en un paquete distinto, porque son los países que podrían tener la mayor fuerza dentro de este proceso, primero porque se trata de países vecinos a Venezuela. La mayor cantidad de venezolanos que están en el exilio están actualmente en Colombia. Y en Brasil es distinto, es el país más grande, tiene un peso en la región y Lula fue hasta ahora un aliado histórico, que ha emitido pocas críticas al régimen de Maduro. Tengo la impresión de que Chile no quiere estar en esas declaraciones conjuntas, primero, por una visión de índole pragmática. Tenemos tremendos problemas con Venezuela: el crimen organizado, migración, negativa a expulsiones, la resolución del caso de teniente Ojeda, que pasa en buena parte por Venezuela, y poner de antemano una quilla más a la relación bilateral va a hacer que se paralice cualquier tipo de negociación. Por eso, me parece atendible esta postura desde una visión muy pragmática de la política exterior. Pero cuanto tú ves que esto no se va a resolver -si es que tiene solución- por la actuación de países aislados, me hubiera gustado ver a un Chile en conjunto con el resto de los países de la región.

 

¿Cuál es la solución a futuro? ¿Qué posibilidades tiene la comunidad internacional de intervenir?

Desde el punto de vista formal es seguir dando cuenta de estas situaciones en foros regionales e internacionales, como la ONU, el Consejo de Derechos Humanos. En la OEA es poco lo que se puede hacer porque sabemos que Venezuela se retiró. Pero hay un punto bien importante: Venezuela no es un país aislado internacionalmente. Puede no estar en lo que nosotros en la región consideramos como nuestra comunidad más cercana: como Europa, o Estados Unidos u otras democracias de las Américas, o algunas democracias del Asia Pacífico. Pero Venezuela tiene aliados muy poderosos. Tiene relaciones muy importantes con regímenes fuera de la región como Rusia, Irán, aquí en la región tiene relaciones muy estrechas con Cuba, Nicaragua, de parte de Bolivia, Honduras, con países del Caribe. No veo que Venezuela esté aislado internacionalmente. Frente a eso, las opciones que se abren dentro del sistema internacional son escasas.

 

¿Chile debe romper relaciones con Venezuela?

No sirve para nada a los intereses de Chile el romper relaciones diplomáticas con Venezuela. Se quede o se vaya Maduro, vamos a tener que seguir gestionando toda esta serie de problemas que tenemos con Venezuela y para eso es indispensable mantener relaciones diplomáticas, de lo contrario te van a cerrar al puerta en la cara y nos vamos a olvidar de la posibilidad de realizar cualquier tratativa. Lo que no quiere decir que podemos tomar otras medidas políticas como es retirar al embajador en Caracas, como lo acaba de hacer el gobierno peruano. Chile debería tomar una conducta similar, el gobierno debe retirar de inmediato a su embajador en Venezuela si quiere ser coherente con su posición de que hay que tomar algún tipo de acción o de presión internacional. Pero la ruptura de relaciones diplomáticas, la verdad, es que no nos va a llevar a grandes beneficios ni va a cuidar los intereses del país.

 

A fines de la segunda administración de Bachelet, el gobierno retiró a su embajador en Caracas. ¿insistir en esa medida puede tener algún efecto o sólo sirve para manifestar que lo ocurrido ayer es inaceptable?

Es verdad que no ayuda a solucionar un problema puntual de esta naturaleza, sí es la manifestación de una molestia política. Pero la diferencia con la ruptura diplomática es que mantiene la embajada abierta y, por ende, puedes seguir gestionando los intereses del país.

 

¿Fue ingenuo de parte del gobierno chileno y de gran parte de la comunidad internacional el pensar que se podía por medio de elecciones libres derrotar al régimen de Maduro?

Era una alternativa que había que usar. Ya habíamos visto lo que pasó el 2018, cuando la oposición se restó de participar y no se sacó nada. La presión internacional que hubo de distintos países, particularmente de la región, a través de Juan Guaidó como presidente encargado, y que también incluyó el acompañamiento de países tan lejanos como Corea del Sur y de varios países de Europa, tampoco dio resultados. Entonces esta era una alternativa que había que utilizar.

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