El peligro de una victoria izquierdista en Ecuador

Columna
El Montonero, 04.02.2021 
J. Eduardo Ponce Vivanco, embajador (r) y ex viceministro de RREE peruano
Abriría la puerta a una alianza ideológica con el MAS en Bolivia

Este domingo los ecuatorianos votarán por el sucesor de Lenin Moreno para presidir sus destinos en los próximos cuatro años. De la cuasi veintena de candidatos, Andrés Aráuz y Guillermo Lasso llevan la delantera, seguidos de lejos por el dirigente indígena Yaku Pérez. El puntero es Aráuz, según todas las encuestadoras; salvo la que a mi juicio es la más prestigiosa: Informe Confidencial, que coloca a Lasso un punto por encima del favorito. Es muy improbable que alguno supere el 40% ni se distancie del contendor por más del 10%, por lo que se espera una definición en segunda vuelta.

Aráuz es un discípulo aplicado del corrupto ex dictador populista Rafael Correa, que competía con la exuberante locuacidad de Chávez y Maduro en la demagogia vacía del Socialismo del Siglo XXI que, como la mala hierba, se resiste a morir. Pero a diferencia del guayaquileño Correa, Aráuz es quiteño y, por tanto, tendrá menor arrastre en la costa ecuatoriana. Su rival es un banquero que surgió desde abajo: Lasso es producto de su duro trabajo y esfuerzo. Por eso no siente la desventaja política que supone competir con un socialista serrano.

Los comicios ecuatorianos se realizarán dos meses antes de los que celebraremos en abril. Es posible pues que los análisis de sus resultados sean relevantes para el voto de los peruanos, por lo que podría significar un eventual triunfo del candidato izquierdista y su repercusión regional.

La prestigiosa revista colombiana Semana ha difundido el contenido del material encriptado encontrado en la computadora de Uriel, el líder de la guerrilla colombiana del ELN, en el que evidencia su apoyo financiero a Aráuz con fondos del narcotráfico. La noticia ha impactado, aunque no ha sorprendido, porque Rafael Correa, mentor del actual candidato, también recibió fondos de la narcoguerrilla de las FARC, cuyas actividades delictivas facilitó al cederle el uso impune de una franja del territorio fronterizo que les servía de santuario para ponerse fuera del alcance de las FF.AA. de Colombia.

Esta prolija información nos da una idea cabal del peligro que no solo se cierne sobre Ecuador, sino que también podría repercutir en el Perú. Aráuz ha hecho migas con el peronismo que gobierna Argentina y con los seguidores de Evo Morales. De ser elegido, también cultivaría su relación con Verónika Mendoza y las izquierdas peruanas de distintos matices de rojo. No es difícil entonces avizorar la tenaza socialista que se perfilaría en el norte y el suroriente peruanos si los correístas llegaran al poder en Ecuador.

El elector peruano debe ser muy consciente de que su voto en las próximas elecciones no debe acercarnos al desastroso eje cubano-venezolano, empeñado en extender su órbita regional. Nuestro futuro como nación está en juego y las frivolidades ideológicas no deben tener espacio alguno en las ánforas, que esperan una decisión responsable.

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