Columna El Montonero, 15.04.2021 J. Eduardo Ponce Vivanco, embajador (r) y ex viceministro de RREE peruano
El comunismo amenaza el futuro de la Nación
El Perú nunca ha enfrentado la vital encrucijada que su pueblo dirimirá en la segunda vuelta de las elecciones. Esperemos que el resultado no entregue el destino del país al candidato comunista Pedro Castillo, cuya acción obedece al libreto radical que consta en las 77 páginas del Programa de Gobierno de Perú Libre, partido liderado por el corrupto Gobernador de Junín, Vladimir Cerrón, comunista radical formado en Cuba y abiertamente asociado al eje castrochavista La Habana-Caracas. Su padre fue Jaime Cerrón Palomino, un efervescente académico de raíces pro senderistas.
Carlos Basombrío (“Pedro era el lobo, y casi nadie lo cree”, El Comercio 14/4) ha publicado un valioso testimonio del grave conflicto alimentado por la huelga magisterial que Castillo lideró con mano de hierro para fracturar y radicalizar el SUTEP, poniendo al Comité Nacional de “Reorientación” del SUTEP (CONARE) en la cúspide del movimiento sindical de los maestros.
Todos sabemos que la educación escolar es la primera prioridad en la estrategia comunista a largo plazo. Pero el disfuncional e irresponsable Estado peruano nunca ha reaccionado contra ese peligro nacional que, con la elección del “Profe Castillo”, daría un paso gigantesco para llegar al poder gracias a la democracia boba e inerte que se practica en el país.
Leer el ideario subversivo de Perú Libre (o por lo menos hojearlo) es una obligación ineludible y penosa para el elector que no quiera cargar con la culpa de arruinar a la Nación por la generosa vía democrática del voto popular, un derecho que ejercemos cada cinco años con singular alegría y ceguera.
No tengo duda de que los servicios de inteligencia nacionales están forrados de documentación y análisis prolijos sobre esta inminente amenaza de la que no tuvieron la prudencia de alertar oportunamente a los electores antes de la primera vuelta –en la que se eligió a los 37 parlamentarios comunistas del próximo Congreso–. Es una falta compartida con las encuestadoras y los medios, que no nos advirtieron sobre el ascenso de Castillo en las últimas dos semanas de la campaña.
Bien harían ahora las FF.AA. y sus think tanks en preocuparse por cumplir el deber de resguardar la independencia nacional (art. 165 de la Constitución) en peligro de ser hipotecada a los gobiernos del Socialismo de Siglo XXI, como se evidencia en la insolente intromisión de Evo Morales cuando se permitió declarar a voz en cuello: “Ayer, a nivel internacional, nos ha ido mal. Hemos perdido en Ecuador, pero ganamos en Perú”.
Y para que no quede la menor duda en cuanto a su objetivo de dominar a Perú Libre, Evo añadió: “Él (Pedro Castillo) dijo: me voy a rebajar sueldo y salario, lo que hicimos en Bolivia. Segundo: voy a garantizar asamblea constituyente (sic) para refundar el Perú, nuestra política. Tercero: voy a nacionalizar minería e hidrocarburos, esa es nuestra política (del MAS)” (El Comercio 14/4).
Evo no es el Presidente de Bolivia, pero es obvio que asume la vocería informal de su gobierno y que habla por el Foro de Sao Paulo. Es igualmente obvio que un voto por Pedro Castillo sería un voto por Vladimir Cerrón, dueño y Presidente del Partido Perú Libre, aliado del Socialismo del Siglo XXI. Él sería el verdadero poder tras el trono, dada la notoria falta de preparación de Castillo.
Es urgente que los peruanos despierten y reaccionen frente a los peligros que enfrentamos. Las consideraciones a lo “políticamente correcto” y las medias tintas serían imperdonables frente a los peligros que amenazan nuestro futuro como Nación.
