Columna El Montonero, 27.01.2022 J. Eduardo Ponce Vivanco, embajador (r) y ex viceministro de RREE peruano
Una parte del pueblo no lo cree
“El presidente de la República es el jefe del Estado y personifica a la Nación” dice la Constitución en su artículo 10. La pregunta que se impone es si una mayoría de peruanos se sienten representados por quien invoca permanentemente al “pueblo” con la convicción de que muchos de nosotros no pertenecemos a esa entidad, que es el alma del cuerpo social del país. Por lo que hemos visto y escuchado en la campaña electoral, y en el medio año de gobierno que sufrimos, somos muchos los ciudadanos que nos sentimos presuntamente discriminados por ese “jefe de Estado que personifica a la Nación”.
Pero más allá de lo que para el primer mandatario parece ser un problema menor, la nación peruana necesita ser dignamente representada en el mundo, cada vez más grande y cada día más pequeño, en el que vivimos. Una comunidad internacional en la que el prestigio de cualquier país depende de sus posiciones en ese ámbito. De la forma en que se expresan, y en que son recogidas o comentadas fuera de sus fronteras.
Las dos magistrales entrevistas de Fernando del Rincón han revelado la realidad del personaje que nos gobierna y han puesto en evidencia sus alcances en los ámbitos interno y externo. Pero también han servido para apreciar el valor de una conversación exhaustiva y sin concesiones con el periodista más enterado y punzante de CNN en Español, la más importante cadena de TV enfocada en América Latina.
En su página web podemos verla y escucharla, sin edición alguna. Una enorme diferencia con las entrevistas locales. En la principal de ellas –que no hemos podido ver ni escuchar– la fluidez y la sintaxis del mandatario no son las que le conocemos en sus alocuciones diarias. Es un texto benévolamente editado para disimular a quien, probablemente, no se expresó como lo leímos.
Y lo que hemos visto y escuchado dos días seguidos en CNN nos preocupa y no nos enaltece. Ahora sabemos que el presidente insistirá con su obsesión de una asamblea constituyente para “librarse” de una Carta Magna que, enhorabuena, no le permitirá concretar sus designios ni los del partido Perú Libre.
La Constitución de 1993 le parece muy antigua. Y por lo que dijo a Del Rincón es evidente que no la ha leído (ejemplo: el presidente afirma erradamente que la Carta Magna no establece como derechos fundamentales la educación y la salud); o que no la ha comprendido ni se propone hacer el esfuerzo de intentarlo. Y es claro que tampoco se ha percatado de la presencia de un Congreso que no abdicará de sus obligaciones y prerrogativas constitucionales.
Castillo no ha querido emitir opinión alguna sobre dictaduras tan indecentes como la cubana y la venezolana, contradiciendo el respeto que dice profesar por los “pueblos” e ignorando los derechos humanos de esos pueblos latinoamericanos aplastados por las tiranías de La Habana y Caracas.
Es fatídico para el Perú que nuestro presidente no entienda que “personificar” a la Nación como jefe de Estado exige honrar la dignidad de nuestro país y no dilapidar su prestigio en el concierto internacional con declaraciones tan desatinadas y constitucionalmente inviables como aquella en la que ofrece ceder parte de nuestro dominio marítimo a Bolivia. Es patético que escogiera precisamente la entrevista con CNN en Español para ofrecer un obsequio territorial que ni siquiera fue solicitado por el gobierno de La Paz, además de ponerlo en el riesgo de que se le acuse de traición a la patria y se le destituya del cargo (ver los artículos 113 y 117 de la Constitución, además del correspondiente en el Código Penal).
Resulta dolorosamente cómico que “mi estimado Fernando” (del Rincón) haya venido al Perú invitado por el presidente de la República, acogiendo la recomendación de uno de sus brillantes asesores. Él ha sido actor y testigo de las candorosas y sorprendentes “confesiones” del jefe de Estado que “personifica” a la Nación. Lamentable.
