Carta El Mercurio, 27.06.2022 Ximena Alcayaga; Felipe Allard; Claudia Aravena; Mila Francisco; José Javier Gorostegui; Daniela Rivera; Luis Alberto Palma; Francisco Ulloa; Erwan Varas y Jorge Vidal R. (Generación ACADE 2005 “Santiago Benadava”)
Hace casi 20 años fuimos seleccionados por la Academia Diplomática de Chile, encabezada por el embajador Rolando Stein, para el curso de formación 2004-2005. Los diez estudiantes reclutados constituíamos un grupo diverso de hombres y mujeres, provenientes del norte, centro y sur del país, que se encontró con un avezado diplomático como director. Su propósito radicaba en hacer de la función diplomática una carrera de excelencia, pluralista y abierta, que potenciara las personas que éramos y los talentos que cada uno traía consigo.
Ese valor profesional y humano, ya apreciado entonces por la comunidad académica, creció más todavía con los años que vinieron, como sucede con el reconocimiento que logran los padres de sus hijos, cuando al verse en el mundo real comprueban la validez de tantas lecciones impartidas.
En uno de los diálogos que solía sostener con los alumnos, recordando una mala experiencia en una destinación europea, recalcaba que “más allá del lugar, lo realmente importante son la jefatura y el equipo de compañeros”, invitándonos a forjar lazos constructivos y relaciones de confianza y leales con nuestros pares. Precisamente, es ese compañerismo y amistad, inculcado mediante palabras y acciones, el que hoy queremos destacar y agradecer como parte del amplio legado que nos deja quien fue un jefe y un maestro excepcional.
Vayan nuestras sentidas condolencias y todo nuestro afecto a su familia, y también a sus colegas y amigos. Su ejemplo permanecerá con nosotros.
