Entre el abismo y la esperanza

Columna
El Montonero, 16.07.2020 
J. Eduardo Ponce Vivanco, embajador (r) y ex viceministro de RREE peruano
El gran desafío del gabinete Cateriano

El Presidente ha tenido que asumir el fracaso del gabinete conducido por la dupla Zeballos-Zamora, que nos empujaba al abismo sanitario/económico/estatista. Tamaño peligro ponía a Vizcarra ante el riesgo de ser recordado por su terquedad en insistir en el error y profundizar el desastre, provocado por él y sus ministros, en una coyuntura tan grave para el Perú. Ha demorado demasiado en rectificar, pero ha sorprendido al designar a Pedro Cateriano Bellido, un constitucionalista liberal, firme en su opción por el libre mercado y la inversión privada, sin los cuales será imposible la regeneración económica que reclama la depresión que agobia al país. PCB dice haber conocido superficialmente al Jefe de Estado, aunque defendió sus decisiones más controversiales contra el Congreso anterior. Parece que las fobias los acercan más que las coincidencias políticas, como se desprende de las enconadas alusiones del nuevo Premier al “fujiaprismo”. En todo caso, Cateriano es un hombre de carácter y el Primer Mandatario tendrá que aprender a entenderse con quien será su primer y necesario contrapeso en el manejo del gabinete.

En el arduo camino que nos espera hasta las elecciones y el Bicenterario nacional, ambos lidiarán con un Congreso irresponsable y con una sociedad sacudida por la crisis, en medio de una (tele)campaña que nos pondrá al borde del vacío por las candidaturas populistas y de izquierda que parecen proliferar. El mejor antídoto contra ellas será el éxito de la regeneración económica y una pronta recuperación de las expectativas desvanecidas en estos meses de espanto. El sector privado, tan relegado por el Gobierno, solo reaccionará con un franco shock de confianza y estímulo a la inversión, una drástica racionalización de la maraña normativa que nos asfixia y una apuesta real por la minería, la agroexportación y la pesca, a la par de un escenario político en el que los principales actores individuales e institucionales den muestras creíbles de la madurez y tolerancia que brillan por su ausencia. Un Primer Ministro constitucionalista que medie con serenidad entre Ejecutivo y Congreso contribuirá a restablecer la seguridad jurídica indispensable para el dinamismo económico y el crecimiento, siempre que el Presidente lo respalde sin reparos y sin sorpresas, respetando el espacio que necesita un (casi) jefe de gobierno en las circunstancias que sufrimos.

En la cuota de nuevos ministros que PCB ha llevado a carteras claves para la reactivación económica se sentirá la ausencia de un profesional en comercio exterior (como Vásquez y sus predecesores lo eran). Felizmente, tanto por la salida de los que estaban como por la sangre nueva, la acción complementaria MEF/BCR será positivamente reforzada, y el vital manejo de la salud pública contará con el aporte capaz y honesto de la doctora Pilar Mazzetti, lo que será motivo de tranquilidad en esta hora de incertidumbre generalizada.

Con miras a los meses venideros, y a pesar del frenesí populista que ha despertado el antagonismo Gobierno/Congreso, reconforta ver cómo se perfilan las precandidaturas presidenciales de peruanos serios y reputados que aspiran servir al país en el próximo lustro. Personas de apreciable trayectoria privada y pública, como Fernando Cillóniz, Roque Benavides o Carlos Neuhaus, son alternativas que permitirían retomar las tres décadas de crecimiento que las izquierdas populistas quieren destruir. Ellos y tal vez otros asumirán el reto de configurar un frente democrático que conjure las pandemias políticas que podrían acabar con el futuro del Perú.

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