Carta La Tercera, 20.05.2016 Ricardo Concha G., embajador (r)
El Secretario General de la OEA, Luis Almagro, ha respondido con coraje y contundencia las recientes acusaciones que en su contra ha proferido el Presidente de Venezuela. Ya era hora que alguien pusiera en su lugar a este mandatario quien, al igual que su predecesor, por años se ha dado el lujo de insultar y descalificar gratuitamente a quien quiera.
Pero Almagro en su misiva no solamente ha desvirtuado las absurdas e infundadas imputaciones vertidas en su contra por Maduro. También lo ha advertido respecto de la gravedad que reviste su idea de impedir el referendo revocatorio, al cual está convocando legítimamente la oposición venezolana, así como acerca de otros comportamientos gubernamentales que debilitan seriamente la vigencia del Estado de derecho en Venezuela.
Nuestro gobierno debe leer y sopesar cuidadosamente los contenidos de este importante mensaje de Almagro, pues nadie duda ya que Venezuela está siendo conducida irresponsable y aceleradamente a una debacle económica, política y social de incalculables y peligrosas consecuencias. La gravedad de la situación y la clara postura de inconstitucionalidad que ha adoptado el gobierno de Venezuela, hacen necesario que los países democráticos y respetuosos de los derechos humanos respalden decididamente las ingentes, ominosas y fundadas preocupaciones expresadas por el Secretario General de la OEA al Presidente Maduro. Cuando menos, sería aconsejable y consecuente que nuestra Cancillería ejerciera una presión pública, moderada y juiciosa, a fin de que el gobierno de Venezuela respete su propia Constitución y acceda a someterse a la voluntad soberana a la cual tanto invoca.
Desgraciadamente las posiciones abiertamente pro Maduro del presidente de la Comisión de RR.EE. de la Cámara de Diputados, así como la del presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, no facilitan las cosas para llevar adelante una verdadera política exterior de Estado en esta relevante materia.
