Ivan Maisky, el cronista secreto

Reseña biográfica
La Nación, 18.10.2015
Hinde Pomeraniec, escritora y crítica literaria argentina

El hombre no podía parar de escribir, lo anotaba todo en su diario obsesivamente, aún conociendo los riesgos que corría en tiempos del terror y las grandes purgas de Stalin. Hijo de un médico judío polaco y una madre maestra ortodoxa rusa, había nacido en 1884 como Ian Liajovetsky, pero pronto su nombre pasó a ser Ivan Maisky. Por sus actividades revolucionarias, Maisky (quiere decir "hombre de mayo") debió salir de su Rusia natal luego de ser expulsado de la Universidad de San Petersburgo. Como otros camaradas, llegó a Londres en 1912 y allí se quedó cinco años y conoció a Maksim Litvinov, quien años después de la Revolución bolchevique se convertiría en canciller.

En 1932, Litvinov lo destinó como embajador en Londres, donde Maisky residió hasta 1943. Su tarea en esos años clave fue detallada en su diario, hallado por casualidad en los archivos de la Cancillería rusa por Gabriel Gorodetsky, un investigador de Oxford que se ocupó de editar el tesoro durante diez años. Hoy, esos textos de Maisky (según Paul Kennedy, "quizás el diario político más importante del siglo XX") tienen forma de libro. Su título es The Maisky Diaries: Red Ambassador to the Court of St James's, 1932-1943 (Yale University Press).

Maisky era un autor secreto y exquisito: en su diario no sólo hay registro opinado de su agenda (que confirma que fue el mutuo recelo lo que evitó la alianza entre rusos y británicos que se dio en 1941, cuando pudo llevarse a cabo dos años antes y evitar así la guerra), sino que también hay maravillosos retratos de personalidades como Chamberlain ("No es la cabeza del imperio británico: ¡es el que cava su tumba!"), Churchill, George Bernard Shaw, H. G. Wells, varios monarcas y figuras religiosas ("el obispo, ese hombre que se retira para rezar y reaparece aún más hipócrita que antes"). Además incluye una suerte de manual de estilo de vanguardia para diplomáticos, cuyo eje es la necesidad de todo embajador de vincularse con sus pares y los políticos de su gobierno y del gobierno del país de destino, e incluso con "las fuerzas vivas" y los "influyentes", es decir, toda la clase política, los medios, intelectuales y artistas.

Por lo que puede leerse, Maisky buscó siempre armonizar intereses de ambos países. Se sabe que Churchill lo elogió y que Stalin lo llamó lengua larga, alguien "incapaz de mantener la lengua detrás de los dientes". En 1953 fue detenido por traición a la patria y salvó su vida porque justo, justo, dos semanas después murió Stalin. Pasó dos años en prisión y fue rehabilitado recién en 1960. Murió en 1975. Nadie sabía entonces que, además de diplomático, había sido un increíble escritor e historiador refinado de los años que tuvieron en vilo a Europa y a la humanidad entera.

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