La Guerra Fría revive en los cielos y los mares

Reportaje
El Mercurio, 16.07.2017
Jean Palou Egoaguirre
Tensión por seguidilla de incidentes militares entre las principales potencias:

Cada vez más frecuentes y osadas, las interceptaciones entre aviones de Rusia y de la OTAN han elevado la temperatura en el Báltico y el Mar Negro. Estados Unidos y China hacen lo propio en los territorios disputados en el Asia Pacífico. Un solo accidente puede cambiar la historia.

Ya parecía olvidado. El tenso y milimétrico juego de las fuerzas militares de las potencias mundiales en los cielos y mares del planeta sonaba más a viejo cuento de la Guerra Fría. No obstante, una seguidilla de incidentes recientes, en los que los países han guapeado con riesgosas interceptaciones de aviones e incursiones desafiantes de buques de guerra, han elevado la temperatura y han recordado que siempre ha estado ahí el peligro de un error que provoque un desastre mayor.

El pasado 19 de junio ocurrió uno de sus momentos, cuando un caza Sukhoi-27 de Rusia realizó una riesgosa aproximación a un avión espía RC-135U estadounidense, en el mar Báltico. La acción, rutinaria, se agravó cuando la nave rusa, que iba armada, realizó una osada maniobra y llegó a escoltar a apenas 1,5 metros de distancia al avión de reconocimiento. Un ligero movimiento en falso de cualquiera de los dos pilotos pudo haber cambiado el mundo... Por fortuna, cada uno siguió por su lado.

Pero el peligro de una escalada está latente en varios escenarios. En medio del aumento de la hostilidad entre Rusia y los países de la OTAN, sobre todo desde la anexión rusa de Crimea en 2014 y por la guerra en Siria, ha crecido la frecuencia y la temeridad de los incidentes en cielos internacionales en la región del Báltico, en el Mar Negro e incluso, en los bordes de Alaska.

El otro gran frente de fricción es el mar de China Meridional, donde se han reiterado las incursiones provocadoras, tanto aéreas como marítimas, de las fuerzas de EE.UU. en sitios de interés de China; un tenso tira y afloja, donde se mide la voluntad y capacidad de respuesta de Beijing, que ha demostrado que no quiere parecer blando frente a sus pretensiones territoriales.

"Este es un retorno al negocio habitual de la Guerra Fría, cuando las naves estadounidenses y soviéticas solían operar cuerpo a cuerpo", comenta James Holmes, experto en estrategia del Naval War College, quien destaca el alboroto que hubo en EE.UU. con un barco de inteligencia ruso que en febrero fue descubierto monitoreando movimientos submarinos en Connecticut. "Ese tipo de eventos era cosa de todos los días durante la Guerra Fría, pero ya se habían olvidado de cómo era".

¿Existe riesgo real de escalamiento? Según Benjamin Friedman, analista militar de Cato Institute, este "sigue bajo", pero hay que tener cuidado. "Históricamente ha habido cero guerras que han comenzado de este modo. Dicho eso, mientras más sean los incidentes, más altas son las probabilidades", dice.

"El mayor peligro es que haya una colisión que cueste vidas -está el precedente del incidente del EP-3 en 2001, cuando un jet chino chocó con un avión de reconocimiento de EE.UU.- o que un comandante dé la orden de disparar a un barco o avión que haga un paso peligroso", afirma Holmes.

Tom Frear, experto del European Leadership Network, recalca que durante la era soviética hubo muchos incidentes peligrosos, pero "en ningún punto de la Guerra Fría las relaciones entre Washington y Moscú estuvieron definidas por una retórica tan belicosa de altos funcionarios militares como ha ocurrido en los últimos años".

A ello se suma que no existe un protocolo único. "Existen varios riesgos inherentes en estos encuentros. El primero es la cobertura incompleta de los acuerdos bilaterales para gestionar estos incidentes (...). No hay un método uniforme de comunicación ni un procedimiento formal de quejas, lo que provoca un comportamiento aún más agresivo", dice Frear, quien considera que esto lleva a respuestas espontáneas, "con el riesgo de una escalada seria".

No hay comentarios

Agregar comentario