La justificación del premier inglés de la base en Malvinas ‘es una falacia’

Columna
Clarín, 16.03.2021
Roberto García Moritán, embajador (r) y ex viceministro de RREE argentino
El ex vicecanciller Roberto García Moritán contestó el discurso del primer ministro ante el parlamento británico. Dijo que el aparato militar en las islas “es ofensivo, no se justifica y absurdo”.

Reino Unido justifica la presencia militar en Malvinas desde una óptica defensiva lo cual es un absurdo frente a la disminuida capacidad de las fuerzas armadas argentinas. El presupuesto de defensa lo deja de manifiesto.

Desde hace años la Argentina no cuenta con medios navales ni aéreos adecuados ni siquiera para hacer frente de manera amenazante a la abrumadora flota de pesca ilegal de la milla 201 o del crimen organizado que invade regularmente el espacio aéreo. La porosidad de las fronteras sin una fuerza de intervención efectiva, es otro ejemplo.

En este contexto, el argumento defensivo británico es una falacia. Lamentablemente la Cancillería argentina, al repudiar la decisión británica de mantener la ocupación militar de la colonia, no desnuda el absurdo del planteo de Londres.

La denominada RAF Mount Pleasant no es una base militar defensiva sino ofensiva con potencialidad operativa en todo el Atlántico Sur y, por lo tanto, contraria incluso a lo dispuesto en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas sobre legítima defensa. De hecho la base área de Malvinas es una de las tres que posee en el mundo (Ascensión, Chipre y Malvinas). En Gibraltar solo tiene 670 efectivos y no cuenta con aviación permanente.

Salvo las fuerzas armadas instaladas en Alemania, la de Malvinas rivaliza en número con las tropas británicas en Chipre y son las mayores desplazadas en las 42 bases que dispone. Los ejercicios militares que se realizan anualmente en Malvinas ponen en evidencia el carácter ofensivo de las fuerzas de desplazamiento rápido instaladas en el archipiélago. La base en Malvinas, además de apoyo naval propio, tiene la asistencia de submarinos nucleares de clase Trafalgar y Astute, armados con misiles Tomahawk, que podría ser desplegados en el Atlántico Sur como quedó demostrado en 1982 cuando el HMS Conqueror hundió al crucero argentino ARA Belgrano.

El actual comandante de la base Mount Pleasant era hasta la reciente designación, el enlace británico en el Comando Sur de Estados Unidos. En ese marco no sorprende la cooperación entre un submarino a propulsión nuclear de la flota norteamericana y efectivos aéreos de Mount Pleasant.

Esta circunstancia permite presumir además que la base colonial en Mount Pleasant integra la planificación de operaciones militares incluso en áreas geográficas más amplias. El despliegue del portaaviones Queen Elizabeth al Mar de China Meridional es un ejemplo de la renovada presencia militar británica en el mundo tras el Brexit. Lo mismo la reciente decisión de ampliar el arsenal nuclear con la intención de convertirse en el cuarto país mayor poseedor de estas armas de destrucción masiva.

La militarización de Malvinas es una provocación que pone en riesgo la seguridad del Atlántico Sur. Es hora que el Reino Unido encare la disputa de soberanía con la Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur de manera concordante con los dispuesto por las reiteradas resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas. Ya no hay lugar para la diplomacia de la intransigencia. El mundo post pandemia exige comportamientos y razonamientos diferentes.

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