La reina y el embajador

Carta
El Mercurio, 12.09.2022
Alejandro Jara Lazcano, embajador (r)

El año 1972, mientras me desempeñaba como embajador de Chile en Turquía, la reina Isabel II hizo una visita de Estado a ese país. El programa oficial de ese evento incluyó el saludo del Cuerpo Diplomático a Su Majestad. En el momento que correspondía, el jefe del protocolo turco anunció en voz alta: “S.E. el embajador de Chile y señora”. Saludé de mano a la reina con una venia de respeto y mi señora se disponía a hacer lo mismo, cuando súbitamente la reina detuvo mi andar, preguntándome: “¿Ambassador, conoce usted al embajador Víctor Santa Cruz?”. A lo que le respondí: “sí, Su Majestad, tuve el honor de trabajar con él cuando serví en la embajada de Chile en Londres”. Ahí la reina me preguntó: “¿Cómo está Víctor?”. “Muy bien —le respondí—. Está viviendo en Zapallar, un balneario cerca de Santiago”.

El sensible fallecimiento de la reina Isabel ha traído a mi memoria este episodio, que confirma el sitio privilegiado que el embajador Víctor Santa Cruz Serrano y su familia tenían en la Casa Real Británica.

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