Carta El Mercurio, 10.12.2023 Silvia Alfaro Espinosa, embajadora del Perú en Chile
Leí con atención el artículo editorial titulado “Descomposición institucional en el Perú”, publicado el pasado sábado 2 de los corrientes, el mismo que genera un impreciso acercamiento a la realidad peruana. Por ello deseo expresar algunos comentarios con miras a evitar que el lector pudiese sucumbir ante la trampa de las generalizaciones.
El citado editorial hace interpretaciones que no captan la compleja realidad que busca explicar. Sostener que el “Perú se agita en una crisis institucional, política y económica”, o que episodios del acontecer político del país ponen “en riesgo no solo la gobernabilidad, sino también la estabilidad de un sistema…”, resulta a todas luces una equivocación.
El Perú, al igual que el resto de los países de la región, enfrenta enormes, complejos y variados desafíos. Respetando nuestro sistema constitucional, normativo e institucional, hemos resuelto situaciones que nos permiten continuar gozando de libertad.
Nuestra Constitución Política, en sus 30 años de vigencia, ha permitido configurar un sistema legal basado en una separación y equilibrio de poderes, y es, justamente, en este marco que el Perú enfrenta y solventa sus retos. Así, hace un año, mi país superó un golpe de Estado y, tras la actuación de las instituciones tutelares del país, logró en menos de cuatro horas, la asunción constitucional de la entonces vicepresidenta de la República y actual mandataria, señora Dina Boluarte.
En el Perú todos los funcionarios públicos se encuentran sometidos al debido escrutinio de las leyes. En ese sentido, los actos de corrupción son investigados, procesados y sentenciados conforme a ley, en tiempos que a veces son largos, pero buscando garantizar que no reine la impunidad.
En el ámbito económico, es a partir de la observancia de nuestra Constitución que una institución como el Banco Central de Reserva cumple su labor con la más absoluta independencia, lo que acompañado de una cuidadosa conducción macroeconómica garantiza desde hace tres décadas reglas claras, seguras e iguales para todos. Esta singularidad y seguridad hace que el Perú continúe siendo un mercado atractivo para las inversiones, en general, y para las chilenas, en particular.
Todo lo señalado no niega que debemos continuar redoblando esfuerzos públicos para fortalecer lo antedicho, en el marco de una política exterior atenta a los desafíos y a nuestras prioridades exteriores, en concordancia con los intereses nacionales de mi país y con la procura permanente de ambiciosos objetivos centrados en la comunidad de los valores de la paz, libertad y cooperación que deben primar en la comunidad internacional.
Finalmente, seguiremos procurando la mejora de las excelentes relaciones bilaterales con Chile, lo que ha sido especialmente concordado por los señores cancilleres de ambos países en encuentros recientes.