Carta La Tercera, 07.08.2022 Demetrio Infante Figueroa, embajador (r)
Se ha publicado una circular de la Cancillería dirigida a todas las embajadas de Chile instruyéndolas para que se abstengan de efectuar alguna recepción o acto protocolar con motivo de la celebración de Fiestas Patrias que irrogue gasto fiscal.
La medida indicada me parece incomprensible, inconveniente y falta absoluta de conocimiento de lo que es la función de una embajada. Estas tienen tres funciones básicas que esencialmente quedan definidas por la palabra con que se les designa: información, representación y negociación. Todos los países del mundo actúan en base a esas tres premisas.
En cuanto a la función de representación, esta se desarrolla por la actividad propia de los miembros de las misiones con el medio político y social del país donde están acreditados. La expresión más sustantiva en este sentido es el acto social al que concurren las autoridades del respectivo país y el cuerpo diplomático con motivo de la independencia nacional. Adicionalmente, dado el alto nivel de la celebración, en muchos casos incluye al respectivo jefe de Estado, es posible realizar conversaciones que ayudan en ciertas negociaciones y de paso permiten contactos que proporcionan información que está fuera de los medios.
¿Con qué cara los representantes chilenos, sean del sector público o privado, van a negociar cuando su país no fue capaz ni siquiera de realizar este acto tradicional? ¿Qué respuesta habrá cuando se plantee la interrogante de cómo nuestro ministro de Hacienda sostiene que vamos por buen camino para salir de la situación económica cuando se adopta una resolución como la que comento?
Espero que la circular aludida quede sin efecto, pues fuera de ser realmente incomprensible y contraria a los intereses del país, pone a Chile en un ridículo mayúsculo. Hablo desde la experiencia de 35 años en el servicio diplomático y lo vivido como embajador en Nueva Zelandia, Japón y Brasil.
