Carta El Mercurio, 28.05.2022 Juan Martabit Scaff, embajador (r)
La política exterior de Chile y su diplomacia han jugado un rol muy relevante en su historia. Nuestra activa participación en el diseño y formación de la arquitectura internacional a partir de la creación de las Naciones Unidas, sus organismos y agencias especializadas, instancias regionales de carácter hemisférico, como también la enorme cantidad de acuerdos destinados a la promoción de la democracia, respeto a los derechos humanos, a la paz mundial y regional —en lo cual hemos sido muy activos—, acuerdos comerciales tanto bilaterales como multilaterales, han traído progreso y prestigio al país, sus ciudadanos y regiones.
Son muchos los tratados, acciones y acuerdos que así lo demuestran. Iniciativas en el ámbito medioambiental, de la salud pública mundial, migraciones, océanos, intensidad en las relaciones con nuestros vecinos, inclaudicable respeto al Derecho Internacional, efectiva cooperación con países del Caribe, Centroamérica y Sudamérica a través de la Agencia de Cooperación Internacional, son apenas una modesta señal de este sólido patrimonio.
Atributo fundamental de una sana política internacional para nuestro país será preservar su independencia y autonomía, más aún cuando es evidente que el mundo está ingresando a un período de incertidumbres, conflictos impensables hace apenas pocos años y desafíos que nos obligarán a tomar decisiones importantes que estarán directamente relacionadas con nuestra soberanía, desarrollo sustentable y progreso en general, y donde las tecnologías de vanguardia, hoy en manos de muy pocos países, pasan a ocupar un rol determinante.
Chile debe preservar su independencia en la formulación de su política internacional, que cada vez requiere de mayores y amplios consensos internos, tanto de sus instituciones como de la amplia sociedad civil, y radicar su conducción en el Presidente de la República, manteniendo su autonomía para fijar prioridades y recursos y así interactuar con todas las regiones y países del planeta, tomando en consideración nuestra experiencia y tradiciones, como también en la debida y oportuna incorporación de nuevas visiones.
