¿Qué piensa el Presidente?

Columna
El Montonero, 22.04.2022
J. Eduardo Ponce Vivanco, embajador (r) y ex viceministro de RREE peruano

La neblina doctrinaria que protege a Pedro Castillo

Mucho se habla de un cambio de Premier y tal vez de gabinete. Pero es obligatorio preguntarse si el señor Castillo podría tomar esa decisión sin consultarla previamente con Perú Libre (PL), el partido que lo llevó al gobierno. No faltan, sin embargo, quienes creen que el presidente es independiente de ese partido y que la conducción de su gobierno no necesita la bendición de su Secretario General, Vladimir Cerrón, ni del apoyo de la numerosa bancada parlamentaria que tiene como jefe a su hermano, el vociferante Waldemar.

Las dudas se explican porque no se tiene clara la relación del mandatario con ese partido por no haberse comprobado fehacientemente si es –o no– uno de sus miembros.

A quienes albergan la “esperanza” de que no lo sea habría que recordarles que el principal lema de Castillo, “¡No más pobres en un país rico!”, fue patentado por Vladimir Cerrón. No hay más que leer lo que él mismo escribió en la Introducción del “Ideario y programa de Perú Libre”, texto que termina solemnemente con ese “eslogan”, lanzado y fechado en Huancayo, en febrero de 2020.

Es precisamente el documento en el que, como fundador y secretario general de PL, Cerrón define claramente la naturaleza del partido: “Para ser de izquierda se necesita abrazar la teoría marxista”, dice. Y añade que “decirse de izquierda cuando no nos reconocernos marxistas, leninistas o mariateguistas, es simplemente obrar en favor de la derecha”. El Ideario y Programa partidario es un evangelio compacto y transversal para transformar radicalmente nuestra vida y convertir al Perú en un país comunista.

No solo es el lema sobre la pobreza en un país rico sino muchas de las prácticas del gobierno de Castillo las que evidencian su apego solapado a ideas de su mentor Vladimir Cerrón, como la exigencia de una nueva Constitución, el ingreso libre a las universidades, las proclamas sobre la masificación del gas o la segunda reforma agraria.

Sin embargo, la principal movida cerronista fue la “genial” idea de llevar a la presidencia a un modesto maestro rural a fin de manipularlo en el ejercicio del poder.

Tal vez sea por eso que la principal actividad del presidente son sus frecuentes y abstrusas visitas a diversas e inesperadas localidades del país para lanzar declaraciones agresivas o aberrantes, cuando el verdadero propósito de sus viajes es disimular la total ausencia de gestión en la administración de los asuntos públicos, que deja librados a ministros cuidadosamente escogidos por su incapacidad o su prontuario penal. Cómo no recordar el nombramiento del ministro Condori u otros ejemplares (sobrevivientes) de la misma especie.

Es posible que el maquiavelismo comunista de Cerrón pueda explicar esa funesta práctica gubernamental que contradice lo estipulado tan enfáticamente en el Ideario y Programa de PL: “El Partido necesita en su dirigencia, como el gobierno en sus funcionarios públicos, políticos altamente técnicos y técnicos altamente políticos, ninguna de estas dos cualidades debe estar divorciada de la otra, deben estar concatenadas, para que pueda marchar la maquinaria revolucionaria”.

No sorprenden, en cambio, decisiones de Política Exterior como la de aceptar a la Venezuela del dictador Maduro, elevando la relación diplomática bilateral a nivel de Embajadores, u otorgar el beneplácito al Embajador de Cuba, un conocido espía del temible G2 cuyas actividades están protegidas por la inmunidad diplomática. Son decisiones coherentes con lo que se afirma en el evangelio de Perú Libre sobre Política Exterior: “La presencia de los presidentes Rafael Correa, Evo Morales, Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Lula da Silva, Dilma Rousseff, Fidel Castro, Raúl Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Manuel Zelaya, Daniel Ortega y Pepe Mujica (alcanzó) el punto más alto de la integración latinoamericana”.

¿Acaso sería arriesgado anticipar que no falta mucho para que Perú Libre consiga añadir el nombre de Pedro Castillo a ese infausto ramillete de políticos latinoamericanos?

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