Rimpac 2022: Algo más que un ejercicio

Columna
AthenaLab, 26.07.2022
Juan Pablo Toro, director ejecutivo

Conocido como el ejercicio naval más grande del mundo, este año se considera “histórico” para Rimpac, porque se ha regresado a los niveles de despliegue prepandemia, debutó el dron MQ-9A Reaper y hay una guerra en marcha que demuestra la necesidad de contar marinas bien entrenadas.

Pero quizás lo más importante no sea la reunión de fuerzas de 26 países, con 38 buques, cuatro submarinos, 170 aeronaves y 25.000 tropas cerca de las costas de Hawái a instancias de la Armada de Estados Unidos. El ejercicio es solo un medio, pero no un fin en sí mismo. Y es importante entenderlo, en particular, cuando una alta autoridad de Defensa desliza su cautela ante el impacto que puede causar en China la participación de Chile y otros países de la región o cuando un veterano diplomático en un foro niega la pertinencia del concepto de Indo-Pacífico.

Así que de vuelta a lo básico. En la tercera década del siglo XXI cerca del 80% del comercio mundial se realiza por vía marítima y no hay ninguna potencia capaz de actuar de forma hegemónica sobre los océanos. Es decir, dependemos de la apertura de los mares para comerciar y nadie parece poder garantizarla por sí solo.

Por lo tanto, es preciso entender que la estabilidad de los distintos espacios marítimos hoy es fundamental para mantener el orden internacional basado en reglas o lo que resta de él. Cuando algunos países deciden de forma unilateral que la mejor forma de satisfacer sus intereses es intentar lograr el dominio del mar, incluso coartando la libertad de navegación de otros, se produce un problema. No es una hipótesis. Es justo lo que hace Rusia con su flota al bloquear el acceso soberano de Ucrania al Mar Negro, producto de una invasión que viola todas las normas internacionales conocidas.

Ahora entra Rimpac. Ahí se entrena de forma combinada en las dos dimensiones básicas en las cuales el ámbito marítimo se relaciona con el orden internacional. La primera, se refiere a la guerra naval contra fuerzas hostiles, lo cual tiene que ver con la distribución de poder entre los Estados y la determinación de modificarla. La segunda, apunta a operaciones de interdicción ante amenazas no tradicionales como el narcotráfico, piratería y pesca ilegal, que por supuesto violan una serie de normas del derecho del mar.

Entonces, la propuesta de Rimpac es que ante el desafío eventual de un Estado que decida buscar el dominio del mar para imponer su voluntad de forma unilateral, contraviniendo las normas internacionales aceptadas, se pueda armar rápidamente una coalición de marinas que hagan frente a la amenaza. De modo preferente en el Pacífico, aunque cada vez más forma un todo con el Índico (más de 30 Estados tienen estrategias con ese concepto, entre ellos Australia, Estados Unidos, Francia y Japón). E India participa en las actuales maniobras de este año con una fragata.

Si un país se apega al derecho del mar y respeta las reglas internacionales no tendría razón para ver en el ejercicio una potencial amenaza. China incluso participó en dos versiones, hasta que fue cancelada su invitación por sus acciones sobre islas y arrecifes en disputa con otros países en el Mar del Sur de China.

Las marinas que participan en el ejercicio naval comparten el hecho de estar en un espacio geográfico muy relevante, pero, sobre todo, la convicción de que la libertad de navegación y el respeto de las reglas internacionales son clave para la prosperidad colectiva. Algo que es parte de la tradición jurídica exterior de Chile y a la vez una necesidad para el desarrollo de un país exportador.

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