Una oportunidad para Ecuador en tiempos nublados

Columna
El Líbero, 21.10.2023
Fernando Schmidt Ariztía, embajador (r) y exsubsecretario de RREE

Nunca en mi vida había sentido temor frente a un eventual estallido que amenace el orden mundial en distintos frentes y cuestione todo lo que he creído hasta ahora. Para la crisis de los misiles en Cuba era muy chico.

Que el presidente de los Estados Unidos viaje personalmente al Medio Oriente es el último recurso de su diplomacia. A pesar del fracaso de la reunión en Jordania, desde Israel Joe Biden intentó volcar todo su prestigio personal y el ascendiente norteamericano en la zona para aliviar la condición humanitaria en Gaza y evitar un escalamiento que a nadie interesa, excepto a minorías fanáticas y tal vez a Irán. No obstante, el hilo está demasiado delgado en cada una de las sociedades implicadas, tanto en lo interno como en lo exterior y sólo Washington puede forzar alguna delicada contención. Ante cualquier error de cálculo los principales protagonistas pueden verse arrastrados a su pesar hacia un conflicto mayor, tal como ocurrió en Sarajevo en junio de 1914.

La guerra de Ucrania entra en una etapa de indefinición en el plano militar a medida que se acerca el invierno. Es posible que Putin logre un “mínimo” si consolida posiciones en Crimea y la mayor parte del Donbás, y con ello un “acuerdo”. Además, hay señales de disenso en Europa: el díscolo primer ministro húngaro se reunió públicamente con el ruso en Beijing, lo que desagradó profundamente a sus socios en la OTAN y la UE. ¿Se aceptará un “acuerdo” como mal menor? ¿O seguirán adelante los esfuerzos de recuperación territorial en Ucrania a pesar de las tensiones paralelas en el Medio Oriente, tal como lo promete Biden? ¿Se resuelven estas tensiones con más dinero norteamericano?

Como contrapeso a la incertidumbre global, Ecuador eligió en comicios impecables al joven empresario social-liberal Daniel Noboa como nuevo presidente, a pesar de todos sus problemas internos que se resumieron dramáticamente en el asesinato del candidato Fernando Villavicencio en agosto.

Planteó un programa centrado en el combate a la inseguridad, como es lógico; el desafío de reconstruir la institucionalidad; asegurar la participación ciudadana; forjar un Estado más transparente. Muchas de sus herramientas tienen que ver con su experiencia empresarial y despierta demasiadas expectativas para un periodo de gobierno de apenas 17 meses, hasta el 23 de mayo del 2025. Buscaría la reelección para prolongar su gestión, de modo que este primer mandato sería de “transición”. Por ello, a partir del 11 de diciembre a más tardar, fecha máxima en la que comenzaría su mandato, deberá darse prisa para mostrar resultados tangibles antes de que se inicie la próxima campaña presidencial a fines del año próximo, ya que la primera vuelta sería en febrero del 2025. Por eso, el jueves partió a España e Italia a reunirse con inversionistas.

En política exterior Noboa debería contar con Gabriela Sommerfeld como canciller, conocida empresaria quiteña del rubro de la aviación, turismo y comercio, que ha incursionado en Chile en energías renovables. Destaca también por su compromiso ambiental desde la Fundación Charles Darwin y miembro del equipo negociador de la iniciativa Yasuní-ITT durante el gobierno de Rafael Correa. Sin embargo, le falta experiencia en gestión pública por lo que confiaría en los cuadros profesionales de la Cancillería ecuatoriana, más aún cuando el país es hoy uno de los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU hasta fines del 2024, y presidirá este organismo en diciembre.

Teniendo en cuenta que dicha presidencia coincidirá con la transmisión del mando, necesariamente habrá mucho de continuidad en política exterior y particularmente entre los equipos salientes y entrantes con respecto a este importante desafío, y más aún ante la crisis de seguridad que vivimos a nivel global. Aparte, la presidencia del Consejo de Seguridad, desde un punto de vista político y comunicacional, puede servirle a Noboa para enviar su primer mensaje al mundo. En tal caso, importante sería que, junto a las sensibilidades propias del país, dicho mensaje recoja también algunas aspiraciones de la región.

Al igual que la presidencia del Consejo de Seguridad, Noboa asumiría mientras se celebra en Dubai la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Ha prometido darle al tema un gran apoyo como uno de los sectores estratégicos de la economía, con un enfoque productivo, buscando una mejor institucionalidad ambiental y aunando cooperación interna y externa, pública y privada. Es esperable, por lo tanto, una continuidad inicial en este tema.

No obstante, el sello propio de Noboa en lo exterior se reflejaría fuertemente en la diversificación de mercados, negociación de acuerdos comerciales, promoción de exportaciones y fortalecimiento de la red de embajadas y consulados. Hoy día Ecuador exporta principalmente a Estados Unidos (23,8%), China (14,8%) y Panamá (14,5%). En cuarto lugar, a Chile (4,15%). Es decir, a simple vista hay espacio para la diversificación de mercados y políticas de promoción.

En este campo, cabe tener presente el moderno Acuerdo de Integración Comercial entre Chile y Ecuador que entró en vigor en mayo del año pasado, que en sus 24 capítulos ofrece oportunidades para una complementación comercial. Igualmente, es de esperar la plena integración de Ecuador en la Alianza del Pacífico, que necesita oxígeno. No puede ser que los obstáculos al banano y al camarón ecuatorianos por parte de México sean dificultades insalvables.

Se espera también una relación con los Estados Unidos que refuerce las políticas de combate al crimen organizado; al tráfico de drogas; que desarrolle mejor la ciberseguridad; que proteja adecuadamente la dolarización; que atraiga inversión en el país. También los países de la UE en los que hoy se encuentra Noboa, serían objetivos especiales. Sin embargo, faltan gestos del mandatario electo hacia la región sudamericana.

Mientras, la Argentina podría definir mañana su futuro, el que inexorablemente va a ser objeto de innumerables análisis entre nosotros. Sólo una cosa está clara: a diferencia del Ecuador estos comicios garantizan un “reality” político.

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