Venezuela: ¿Socio estratégico de la República Popular China?

Columna
Realidad y Perspectivas, N*119 (septiembre 2023)
Milos Alcalay, embajador (r) y exviceministro de RR.EE. venezolano

Durante el largo periplo que llevó a Maduro a visitar varias ciudades de la República Popular China, en su quinta visita a ese país presentó ante la opinión pública venezolana y mundial el logro de una relación privilegiada con los herederos de Mao. En cadena nacional desde Shandong, con mucha emoción resaltó que en la Declaración Conjunta se definió una “asociación estratégica a toda prueba y a todo tiempo” contra viento y marea.

Esa Declaración tan genérica, al igual que lo son los 31 Acuerdos suscritos, no determinan con claridad los alcances concretos de lo logrado, y esconden el fracaso de no obtener los recursos que procuraba. Tampoco pudo esconder las debilitadas relaciones económicas y financieras entre Beijing y Caracas, que hasta el año 2016 era el país en América Latina que más dinero había recibido. A partir de esa fecha, el incumplimiento de varios compromisos adquiridos y una deuda no honrada que hoy asciende a 15.000 millones de dólares, llevaron a paralizar la cooperación bilateral. ¿Qué otras razones surgieron para frenar la dinámica anterior? ¿Corrupción? ¿Incumplimientos? ¿Incapacidad de suministrar el petróleo acordado? ¿Deuda impagable? ¿Todas las anteriores?

Pero todo ello lo dejó de lado el Gobierno de Venezuela, porque necesita urgentemente recursos para poder enfrentar los problemas económicos que hoy sacuden al país después de casi un cuarto de siglo de errores. Ante esa urgencia, las autoridades chinas actúan de manera cautelosa no solo a nivel bilateral, sino también a nivel multilateral. Basta con constatar el fallido intento de Venezuela de ingresar como miembro del BRICS, a pesar de los múltiples intentos para lograrlo y que a pesar del respaldo irrestricto de Lula al promover su ingreso junto al de Argentina (sólo logró que entrara su vecino del sur, quedando Venezuela excluida).

En cualquier caso, la ampliación de los BRICS no fortalece a esa institución, sino más bien debilitan la fortaleza que presentaba ese organismo como el Norte del Sur Global. El ingreso como nuevos miembros de países como Irán, Etiopía, Arabia Saudita y otros de corte totalitario, parece iniciar la adaptación de un Foro de Países Alineados con Beijing y Moscú y no de un bloque para lograr la cooperación Sur-Sur.

En la búsqueda de países Alineados con Beijing, en esta nueva etapa protagónica de la diplomacia mandarín, el país antillano, además de mostrarse sumiso –aplaudiendo contra viento y marea al poderoso nuevo hegemón, en sus inaceptables amenazas contra Taiwán, Hong Kong y otras naciones–, le ofrece una línea permanente de confrontación contra los Estados Unidos. Ello le abre posibilidades a China de encontrar espacios geopolíticos en América Latina, en su estrategia global que también incluye al continente africano y a países asiáticos. Pero lo que no reconocen los ideólogos del PSUV, es que el interés chino es a largo plazo. Por eso en la declaración final Xi Jinping recuerda que el año próximo se conmemorarán 50 años de relaciones diplomáticas con Venezuela, resaltando que no se trata de una relación ideológica privilegiada con el régimen bolivariano, sino que vuelca su mirada tanto hacia el pasado como hacia el futuro, y que no excluye tratar con actores políticos diferentes a los actuales gobernantes, si opera un cambio en Venezuela. Y eso no lo cambia ni siquiera la invitación a que un venezolano se convierta en cosmonauta para viajar a la luna, o el regalo al mandatario de un teléfono Huawei.

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