Artículo Revista Argumentos, N*1 (Año 8), marzo 2014 Tania Vásquez, socióloga peruana e investigadora (Instituto de Estudios Peruanos)
-
La migración peruana a Chile y sus implicancias son también uno de los componentes fundamentales del nuevo escenario bilateral que se ha venido construyendo a lo largo de los últimos años. Haciendo uso de los conceptos de migración permanente y movilidad social, este artículo describe y analiza el crecimiento de una comunidad de ciudadanos peruano-chilenos en Chile. De manera similar, este trabajo argumenta que, a consecuencia de todos estos cambios, los Estados de Chile y Perú en la actualidad tienen la responsabilidad de garantizar mediante sus políticas el bienestar de los miembros de dicha comunidad.
Cuando Karsten Paerregaard (2008) considera las distintas migraciones de peruanos al exterior, pone en duda que los migrantes peruanos en Chile, comparados con los migrantes peruanos en otros destinos, logren adaptarse a la sociedad en la que residen. En sus propias palabras:
En lugar de estar aferrados a sus países de origen o a sus identidades nacionales y desarrollar patrones de asociación transnacional, o identidades diaspóricas, como los migrantes del Caribe, mexicanos y centroamericanos, la mayoría de los peruanos en los Estados Unidos, España e Italia intentará adaptarse a sus nuevos países de residencia y asumir nuevas identidades. Es mucho menos claro que un proceso similar de adaptación se lleve a cabo en Argentina, Chile y Japón. (Paerregaard 2008: 234)
Las razones que explicarían la posible desadaptación en los tres últimos casos son asociadas por el autor a las limitadas posibilidades de movilidad social y a la experiencia de “exclusión y discriminación” percibidas por los peruanos que el autor entrevista en estos países, lo que los conduciría a pensar que moverse socialmente de forma ascendente es algo para “ser conseguido en otro lugar” (Paerregard 2008: 238).
Uno de los aspectos interesantes en este planteamiento es la importancia concedida a la posibilidad percibida por los inmigrantes de lograr o no lograr movilidad social como parte de los criterios para decidir su permanencia y, con ello, la posibilidad de asumir nuevas identidades, correspondientes al país de destino. Si tomamos como pauta la interpretación de Paerregard, deberíamos encontrar que para la mayoría de inmigrantes peruanos en Chile la inmigración a este país es un movimiento provisional y no permanente.
¿Pero cómo se puede distinguir qué tipo de trayectoria han iniciado los peruanos en Chile, es decir, si esta corresponde a un movimiento permanente o temporal? De acuerdo a varios autores, la “carrera de un inmigrante” tiene “algunas etapas claras, que incluyen la naturalización y el nacimiento de hijos en el nuevo país. Sin embargo, muchos inmigrantes no pasan por esas etapas y aquellos que lo hacen difieren bastante en cuanto a los tiempos que les toma [alcanzar estas etapas]” (Roberts 1995: 43). En este artículo, buscamos explorar la asociación entre posibles razonamientos y planes de movilidad social y estrategias y decisiones de inmigración permanente entre los ciudadanos peruanos en Chile. Al hacer esto, también mostramos que en Chile existe ya una importante comunidad de ciudadanos binacional. Intentamos identificar la inmigración permanente usando como indicadores de esta situación dos tipos de eventos: por un lado, la naturalización (el conseguir nacionalidad chilena) y, por otro, el nacimiento de hijos en el nuevo país. Encontramos que las evaluaciones sobre movilidad social sí parecen estar presentes en las decisiones de los peruanos durante el largo o corto tiempo en que deciden hacer una inmigración permanente o por lo contrario provisional, solo que tal vez de una forma un poco distinta a la formulada por Paerregard.
Para realizar este breve análisis usamos la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional de Chile (Casen) (Ministerio de Planificación de Chile) para los años 2006, 2009 y 2011. Esta encuesta nacional de hogares incluye desde su versión de 2006 un segmento de preguntas (“Migración territorial y movilidad” en las Casen de 2006 y 2009, “Módulo R: residentes” en la Casen 2011) dedicado a la obtención de información sobre la migración interna e internacional en Chile. Gracias a este nuevo módulo es posible identificar como parte de la totalidad de la muestra nacional a los ciudadanos peruanos en Chile y, entonces, a los hogares en los que los ciudadanos peruanos son miembros, obteniendo así una idea muy detallada de todas sus características.
Residencia permanente o provisional
La inmigración de ciudadanos peruanos a Chile, que es básicamente laboral, tiene una historia de siglos. La que interesa en este artículo es la ocurrida durante las últimas dos décadas, desde inicios de los años noventa, la más importante en términos de volumen y continuidad. Con datos de la Casen 2011, se observa que de los 243.986 inmigrantes de todas las nacionalidades a Chile, 97.714 de ellos, es decir 40% de toda la población inmigrante, son peruanos (migrantes de toda la vida 1), constituyéndose entonces en el grupo nacional inmigrante más importante (ver tabla 1). El 82% del contingente de 97.714 registra haber llegado a Chile entre 1993 y 2010. Los miembros participantes de estas migraciones a Chile se han concentrado principalmente en la región metropolitana (80,3%), la región Tarapacá (9,8%), la región Antofagasta (3,3%) y la región Arica y Parinacota (2,62%).
Hasta hace pocos años, esta corriente de inmigración era catalogada como migración laboral (económica) temporal. Los datos que examinamos muestran que este es un rasgo que estaría cambiando. Una forma de observarlo es conocer qué tipo de posiciones dentro de los hogares de los que forman parte toman los ciudadanos peruanos. Si los encontramos en posiciones de “otros familiares” respecto al/la jefe(a) de hogar o en posiciones de poca centralidad en relación con la estructura de un núcleo familiar, es bastante probable, aunque no es un indicador determinante, que su establecimiento en ese hogar sea temporal, y con ello su estadía en el destino. Comparando las Casen 2006, 2008 y 2011 (ver tabla 2), se observa más bien que las posiciones de los ciudadanos peruanos en los hogares de los que forman parte empiezan a ser crecientemente de “jefe(a) de hogar” (33% en 2011) o de “esposo(a) pareja” (24% en 2011), lo que muestra, si bien con limitaciones, la formación de propios hogares familiares. Es interesante también notar la disminución del porcentaje de ciudadanos peruanos, básicamente mujeres, que viven en la posición de “servicio doméstico, puertas adentro” desde el año 2009.
Hogares y uniones binacionales
La literatura producida con el fin de estudiar esta corriente de migración ha alcanzado comprensiones importantes (Núñez Carrasco 2008, Núñez Carrasco y Stefoni 2004, Stefoni, 2005). Una de estas comprensiones es su caracterización como una migración mayoritariamente femenina, hecho que trae entre sus efectos más visibles la constitución de nuevos escenarios para la formación de las familias de los migrantes. Así, familias y hogares familiares con estructuras y arreglos residenciales propios de la migración laboral femenina de Perú-Chile han surgido y pueden ser observados en el volumen que ahora es visible, pero solo desde hace pocos años. Estas son familias “sin fronteras” de peruanos en Chile (Alvites 2011), las que observan variadas prácticas de transnacionalidad y devienen entonces en hogares con núcleos familiares distribuidos entre los dos países. Por otro lado, luego de dos décadas, también es posible observar el surgimiento de hogares con núcleos familiares binacionales residentes en Chile. Estos resultan de uniones binacionales y del simple hecho de que las ciudadanas y ciudadanos peruanos tengan descendencia en Chile.
Con datos de la Casen 2011, observamos que de los 41.664 hogares de inmigrantes peruanos en Chile identificados con esta encuesta, 18,47% (7694 hogares) estaban compuestos por un(a) jefe(a) de hogar que era peruano(a) que tenía cónyuge peruano(a) y que alguno o todos sus hijos habían nacido en Chile; 8,45% (3522 hogares) estaban compuestos por un(a) jefe(a) de hogar chileno(a) que tenía cónyuge peruano(a) y que alguno o todos sus hijos habían nacido en Chile; 5,97% (2486 hogares) estaban compuestos por un(a) jefe(a) solo, que era peruano(a) (básicamente jefas de hogar sin un cónyuge) con alguno o todos sus hijos nacidos en Chile; y, finalmente, 4,97 % (2069 hogares) estaban compuestos por un(a) jefe(a) de hogar que era peruano(a) que tenía cónyuge chileno(a) y alguno o todos sus hijos nacidos en Chile.
Esto quiere decir que los hogares familiares binacionales de estos cuatro tipos de estructura conforman el 37,68% del total de hogares en los que los inmigrantes peruanos son miembros. Por lo tanto, de acuerdo al evento nacimiento de hijos en el nuevo país, se podría decir que casi 38% de la población inmigrante peruana está transitando hacia la inmigración permanente. Adicionalmente, hay que anotar que estos hogares han dado lugar a una numerosa segunda generación (hijos de peruanos nacidos en Chile o en Perú pero residentes en Chile desde menores) que es peruano-chilena.
Naturalización y movilidad social
La ciudadanía peruana no se pierde, a menos que se renuncie expresamente a ella. 3 Es decir que si un ciudadano peruano adopta la nacionalidad de otro país no pierde su nacionalidad, salvo que haga “renuncia expresa de ella ante autoridad competente”. Por otro lado, para adoptar la nacionalidad chilena, cuando no se trata de personas nacidas en el territorio chileno aunque sean hijos de extranjeros (en ese caso son registrados como ciudadanos chilenos), 4 los requisitos desde la reforma de la Constitución 1980 de ese país (de 2005) no obligan a que para adoptar la nacionalidad chilena haya que renunciar a la nacionalidad anterior (Riveros 2013). Sin embargo, los datos de la Casen 2011 nos plantean interrogantes respecto a los procesos de naturalización que han realizado los ciudadanos peruanos en Chile, sobre todo en relación con su significado.
De acuerdo a estos datos, de los 97.714 inmigrantes peruanos (migración de toda la vida), la mayoría, es decir, 87,76%, tiene “otra nacionalidad” distinta a la chilena, que es en su casi absoluta mayoría la nacionalidad peruana; pero, por otro lado, 10,72% tiene “exclusivamente” la nacionalidad chilena y solo 1,52% tiene ciudadanía “chilena y otra”. De estos tres grupos nos interesamos por las características del segundo grupo, que tiene exclusivamente la nacionalidad chilena, y lo que encontramos es que está conformado en su mayoría por personas de 25 a 34 años que llegaron a Chile entre 2005 y 2012 5 (ver tabla 3). En el grupo que llegó entre 2005 y 2012 que tenían en 2011 entre 25 y 29 años hay un contingente grande (relativo al resto) de 2207 personas. Al detenernos más en las características de este grupo encontramos que son casi en su absoluta mayoría mujeres. De los 2207 mencionados, 2026 lo son. Igual patrón hallamos en el grupo de inmigrantes peruanos en Chile que tienen ahora nacionalidad chilena exclusivamente y no peruana a la vez, que llegaron entre 2005 y 2012, y tenían en 2011 entre 30 y 34 años, que conforman 2354 personas. De este total de 2354 personas, 2318 son mujeres. Sin embargo, debemos tomar con cuidado estas cifras, ya que en realidad que la mayoría de las personas con este estatus sean mujeres se explica sobre todo porque la población inmigrante de peruanos que llega entre el 2005 y 2012 es básicamente femenina.
Las interrogantes que nos planteamos son varias, pero una inicial es la razón por la que en este grupo numeroso de inmigrantes peruanas que llegan a Chile entre 2005 y 2012, y tienen entre 25 y 34 años, el adoptar la nacionalidad chilena parece conllevar a que decidan obtener la nacionalidad “exclusivamente chilena”, considerando que para tener este estatus es necesario renunciar a la nacionalidad peruana. No obtendremos respuesta con los datos a mano, pero son claras tres posibilidades: a) realmente, se renuncia a la nacionalidad peruana para obtener la chilena, b) se han registrado de esta manera por deseabilidad social (ante la persona que aplica el cuestionario, por razones varias, se prefiere ofrecer esta información) y c) se han registrado de esta forma por confusión al entender la pregunta o sobre todo las categorías de respuesta.
Sin poder absolver cuál de las tres alternativas sería la respuesta a la pregunta o si las tres la responden, nos planteamos una pregunta general que tenga más que ver con el tema de la movilidad social planteado al inicio del artículo. Encontramos entonces que al menos el 60% de las mujeres que tienen entre 25 y 34 años que llegan a Chile entre 2005 y 2012, y que adoptan la nacionalidad chilena exclusivamente, trabajan en Chile como parte del grupo de “trabajadores no calificados” y en menor importancia como parte del grupo de “trabajadores de los servicios, y vendedores de comercios y mercados”. Lo que nos motiva a plantear la hipótesis de que si bien las posibilidades de movilidad social pueden presentarse limitadas, al menos, considerando el tipo de ocupaciones modestas en las que se insertan estas ciudadanas, el adquirir la nacionalidad chilena, es decir, el decidirse por iniciar una trayectoria de inmigración permanente “desde el principio” (consideremos que llegan en el periodo más reciente considerado en los datos) es tal vez concebido como una condición que favorecerá una subsecuente movilidad social.
De esta breve exploración podemos concluir parcialmente que, de acuerdo al evento naturalización en el nuevo país como indicador de inmigración permanente de los inmigrantes peruanos en Chile, la mayoría (el 87%) no había iniciado hasta 2011 un tránsito de esta naturaleza hacia la inmigración permanente, pero que una cohorte de inmigración a Chile, la que llega entre 2005 y 2006, conformada básicamente de mujeres, podría estar poniendo en práctica una estrategia distinta, la de decidirse por la inmigración permanente desde el inicio de la “carrera migratoria” con el fin de asegurar una inserción exitosa.
Conclusiones
Si consideramos como indicadores de inmigración permanente los eventos de naturalización (el conseguir nacionalidad chilena) y por otro lado el nacimiento de hijos en el nuevo país, para examinar el caso de la inmigración peruana a Chile, encontramos que, por el lado de la naturalización, la mayoría (el 87%) de los inmigrantes no habría iniciado hasta 2011 un tránsito hacia la inmigración permanente, sin embargo, queda planteado como problema de estudio posterior el examinar específicamente si es que la cohorte de inmigración a Chile que llega entre 2005 y 2006, conformada básicamente de mujeres, podría estar poniendo en práctica una estrategia distinta, decidiéndose por la inmigración permanente vía la adopción de la nacionalidad chilena exclusiva desde el inicio de la “carrera migratoria” con el fin de tener mejores prospectos de movilidad social. En cuanto al segundo indicador, nacimiento de hijos en el nuevo país, casi 38% de la población inmigrante peruana está transitando hacia la inmigración permanente. Este proceso ha creado una inédita (por lo numerosa) segunda generación peruano-chilena. En la tarea de mostrar los resultados de ambos indicadores hemos mostrado también el surgimiento de una comunidad binacional de ciudadanos peruano-chilena. Este hecho constituye, sin duda, uno de los rasgos más saltantes dentro del nuevo escenario bilateral que comparten Perú y Chile.