Editorial El Mercurio, 27.09.2018
La situación de Brasil es de elevado interés para Chile. De la renovación de sus autoridades dependerá la culminación de la negociación, en curso, de un TLC.
El 7 de octubre próximo se realizará en Brasil la que seguramente será la primera vuelta de su elección presidencial, la que coincide con comicios parlamentarios y estaduales. Se trata del más poblado y extenso territorialmente de los Estados de Latinoamérica, su principal economía y una de las primeras en el mundo. El resultado de esas elecciones repercutirá no solo en Brasil, sino en Chile, en toda la región y en el ámbito internacional.
Brasil ha atravesado por un prolongado proceso de escándalos de corrupción. La trama, con dramáticas consecuencias internas, trascendió también sus fronteras, involucrando a líderes políticos, funcionarios y empresarios, brasileños y extranjeros, participantes en sobornos y financiamientos ilegítimos para lograr negocios, y para influir, alcanzar y mantenerse en el poder. Hasta en Chile se han abierto investigaciones vinculadas a esas irregularidades.
Una eficaz, ejemplar e independiente acción de la justicia brasileña, alentada por la indignación ciudadana, condujo a la condena a prisión de Lula da Silva, dos veces mandatario, de gran popularidad.
Correspondió al impopular Presidente Temer gestionar e intentar medidas de ajuste y saneamiento del legado de sus dos predecesores, antes aliados con los regímenes populistas de la región, con una economía en declive, con un abultado déficit fiscal, principalmente derivado de un sistema previsional insostenible para el gasto público. Otro agravante de esta realidad es la creciente violencia: varias ciudades de Brasil están entre las 20 de mayor violencia en el mundo.
El gobierno actual ha conseguido frenar un tanto esa catástrofe, estabilizando la economía, estableciendo al menos un tope máximo al gasto fiscal y un mayor control de los aportes privados a las campañas políticas. Mucho más resta por hacer por las nuevas autoridades.
Trece postulantes compiten por la Presidencia de la República. Las encuestas parecen concentrar las preferencias entre un candidato de tendencia populista y autoritaria y un heredero del condenado ex presidente Lula da Silva, cuya independencia de este y de su desprestigiado Partido de los Trabajadores puede ser puesta en duda.
Fernando Henrique Cardoso, ex presidente de Brasil, reconocido en su país y en el exterior como estadista de amplia experiencia y exitoso desempeño en los más altos cargos públicos de su nación, en entrevista con este diario insiste en la necesidad de procurar una opción de centro capaz de generar la confianza necesaria para efectuar los ajustes económicos e institucionales que permitan aprovechar el inmenso potencial de Brasil.
La situación de ese país es de elevado interés para Chile. Se trata, por lejos, de nuestro principal socio comercial en la región, con el que intercambiamos las mayores inversiones recíprocas, de especiales valores, cooperaciones y principios compartidos a lo largo de nuestra historia.
De la renovación de las autoridades brasileñas dependerá la culminación de la negociación, en curso, de un tratado de libre comercio que podría fortalecer significativamente las relaciones bilaterales.
