Nicolás Maduro, el éxito del socialismo del siglo XXI

Opinión
Actuall, 17.05.2016
José Carlos Rodríguez
  • Venezuela ha ido construyendo paso a paso el socialismo, y hoy nadie le puede negar al régimen que en este aspecto también ha tenido éxito.

Venezuela es un caso de enorme éxito del “socialismo del siglo XXI”. El concepto lo acuñó Heinz Dieterich Steffan en 1996, y sólo tres años después Hugo Chávez empezó a llevarlo a la práctica. De modo que lleva 17 años consecutivos ejerciéndose, por lo que considerarlo un éxito está más que justificado, desde el punto de vista político. Tengamos en cuenta que, como apuntó en su día el profesor de ciencia política Juan Carlos Monedero, Venezuela ha resuelto el gran problema político del socialismo en estas décadas, una vez muerta la vía de Cuba: Celebrar elecciones dizquedemocráticas mientras se avanzaba en la construcción del socialismo. Si Hugo Chávez ha recibido los más sinceros elogios por parte de los hoy dirigentes de Podemos es porque el suyo es un modelo político que ha demostrado funcionar durante mucho tiempo.

Tan es así que Venezuela ha ido construyendo paso a paso el socialismo, y hoy nadie le puede negar al régimen que en este aspecto también ha tenido éxito. Socialismo es lo que tienen. Lo han mantenido gracias a los ingresos procedentes del mercado mundial de petróleo, cuyo valor se debe a sus contribuciones a la economía capitalista. Hoy ese valor se ha desplomado, a tiempo para que la obra socialista esté muy avanzada. Y ha llegado el colapso.

A medida que la situación económica se fue deteriorando, y lo hizo rápidamente con el desplome del petróleo, el régimen recurrió al mortal analgésico de la inflación. La multiplicación de los medios de pago ofrece una salida momentánea, pero crea una mayor desorganización económica. Con un dinero carente de valor no se pueden importar bienes, por lo que la cooperación económica por medio del comercio internacional se detuvo, y los venezolanos empezaron a ver que muchos productos que venían de fuera no llegaban a los mercados. Fue entonces cuando se dijo que no había papel higiénico en el país.

Según el FMI, la situación de Venezuela “no es sostenible a medio plazo”. La inflación, según sus apreciaciones, es este año del 720 por ciento (los precios se duplican más o menos cada tres meses), y será del 2.200 por ciento el año que viene. Cuando se llega a la hiperinflación, el dinero deja de cumplir su función, y todo el mundo lucha por deshacerse de él a toda prisa para acaparar bienes. Es la “carrera por los bienes reales” de la que habló Ludwig von Mises.

El valor de las exportaciones petroleras ha pasado de 80.000 millones de dólares en 2013 a poco más de 20.000 en 2015. En Venezuela ha ocurrido con el petróleo como en el Chile de Allende con el Cobre: Es un exportador neto, pero se ha visto en la necesidad de importar ese material. Sólo el socialismo es capaz de lograr un resultado tan llamativo como ese. Si se tienen en cuenta los llamados “petróleos raros”, Venezuela es la primera reserva de ese mineral del mundo. Pero el país no es capaz de proveer a sus ciudadanos de electricidad.

Los medios de comunicación publican mapas en los que se recogen los últimos casos de asaltos buscando comida. La prensa recoge titulares como “matan a un profesor porque no tienen nada que robarle”, “Ultiman a una mujer que ordenaba cola para comprar comida en Lara”, “Capturan a 3 hombres que pretendían robar escuela en San Diego de los Altos”… En Maracay ha habido un asalto al mercado mayorista. La impaciencia, o la desesperación, impidió que se organizasen las colas. Luego, según un comerciante que fue testigo de todo, “la gente empezó a saltar las paredes y se metieron”. Según otro testigo citado por Reportero 24, “Se llevaron leche, pasta Sindoni y Ronco, harina de trigo, aceite, leche en polvo la Campesina. Eran unas 5.000 personas”.

Los grupos delincuentes organizados han ampliado su actividad. No sólo comercian con droga. Ahora se dedican al “bachaqueo”, es decir, a la reventa de los productos básicos. El socialismo ha expulsado a los comerciantes honrados y ha colocado en su lugar al crimen organizado. Pero al gobierno le viene bien la nueva situación, porque les culpa a ellos de la escasez, y los vincula con la oposición. La última organización criminal en apuntarse al bachaqueo es el gobierno de Maduro, que se ha lanzado a confiscar masivamente los alimentos de los mercados privados.

Quienes no recurren al delito tienen que buscarse la vida para estirar lo poco que hay. El Tiempo, desde Puerto La Cruz, relata cómo un vendedor relata que ha traído hígado de pollo, porque sólo está a 1.500 bolívares el kilo, y “guisadito” rinde bastante. Otros tiran por los huesos o la piel del pollo para la dieta diaria. El precio cae aquí a los 300 a 350 bolívades por kilo. El pollo está a unos 2.200, el cerdo a 3.000 y la carne de res a unos 4.000 bolívares; un lujo al alcance de muy pocos. El presidente de la Federación Nacional de Ganaderos, Carlos Odoardo Albornoz, dice que la producción sólo cubre un 31 por ciento de la demanda. El motivo es, por un lado, que no pueden importar las medicinas veterinarias o los alimentos conservados para el ganado, y por otro el desplome de la capacidad adquisitiva de los venezolanos.

Así como el dinero ha dejado de realizar su función, el Estado también es incapaz de hacer algo para detener la creciente inseguridad en el país. De nuevo los titulares como “Acribillan a comerciante al quedar atrapado en línea de fuego”, o “A la cárcel por secuestrar y matar a golpes a un niño de 7 años”.

Se pueden leer artículos como “Aprenda a no ser una víctima y evite dar oportunidad a la delincuencia”, o “Manténgase alerta de los vendedores de autopista”. Las aceras ofrecen el espectáculo diario de los cadáveres, mientras el desabastecimiento obliga a racionar las urnas de los muertos. Los cálculos apuntan que para pagar un funeral un venezolano tendría que trabajar más de tres años. El presidente de la Cámara Nacional de Funerarias, Tomás Rodríguez, reconoce que se ha creado un “problema de salud pública y de salud mental”, ya que las familias de los finados quieren dar un descanso adecuado a los suyos.

Manifestantes piden que se celebre el referendo revocatorio/Fuente:Efe.

Manifestantes piden que se celebre el referendo revocatorio/Fuente:Efe.

El gobierno ha decretado que la función pública sólo trabaje dos días a la semana. El motivo declarado es la escasez energética, pero también hay un motivo político: Se ralentiza el funcionamiento del Estado, y sus mecanismos legales para echar al gobierno chavista. Es lo que ha ocurrido con la tramitación de las listas de firmantes necesarios para iniciar el proceso de revocación de Nicolás Maduro.

Las elecciones del 6 de diciembre dejaron claro que el pueblo venezolano no quiere que continúe el chavismo en el poder. La oposición prepara una consulta revocatoria, y la anima con una gran manifestación este miércoles. Mientras, el gobierno socialista de Maduro ha impuesto el Estado de excepción, amenaza con suspender formalmente las garantías constitucionales (ya no se respetan), y  el vicepresidente Aristóbulo Istúriz anuncia que “A Maduro no lo van a sacar ni con referéndum ni con nada”. Al final, el socialismo siempre acaba en la vía cubana.

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