Theresa May, tacones altos, paso firme, control absoluto, lealtad total

Reportaje
El Mundo, 12.07.2016
Carlos Fresneda
Tiene una obsesión por querer controlarlo todo a su alrededor, y un sentido de la lealtad muy alto: o conmigo, o contra mí

La comparan con Margaret Thatcher, aunque también tiene algo en común con Gordon Brown: la inminente Primera Ministra británica es hija de un vicario y ha heredado un "propósito moral" que aplica a la política y que le hace parecer "rígida" o "inflexible", tanto monta. También tiene una obsesión por querer controlarlo todo a su alrededor, y un sentido de la lealtad muy alto: o conmigo, o contra mí.

Así fue como Theresa May deshojó su particular margarita ante el referéndum de la UE. En vez de lanzar un calculado salto de ambición política, como el que realizó su rival Boris Johnson cuando decidió apoyar el Brexit, la secretaria de Interior se mantuvo a la sombra de David Cameron en las filas de la permanencia, casi agazapada y esperando el momento preciso para dar el salto con sus zapatos de tacón favoritos.

Lo suyo no son las piruetas, sino el paso firme. Y de ese modo fue ganando enteros, año tras año, desde que Cameron la puso al frente de la secretaría de Interior y fue tragando sapos con pasmosa habilidad, ante retos como los disturbios del 2011, la amenaza terrorista o la política de inmigración.

Los discursos serios de May fueron siempre el contrapunto necesario a las bufonadas de Boris en las conferencias de Partido Conservador, donde fue ganando alcanzando éxitos frente a su rival interno, el "delfín" de Cameron y secretario del Tesoro, George Osborne (que ahora puede acabar siendo su ministro de Exteriores).

A Theresa May se le atribuye, allá por el 2001, una de las frases que hicieron historia, cuando hizo un llamamiento para que los 'tories' dejaran de ser el "nasty party" (el "partido asqueroso"). De familia humilde, educada en colegios públicos y religiosos hasta llegar a Oxford, May es la antítesis de las generación de políticos que pasaron por la elitista Eton y recuerda siempre que el deber del partido puede mirar más allá "de los pocos y privilegiados".

Casada con el banquero Philip John May desde 1980 (un año después de la llegada al poder de Magaret Thatcher), hasta bien recientemente no ha sido capaz de hablar de la "imposibilidad" de tener hijos. A cambio ha podido volcarse a tiempo completo en su carrera política, alternada con su hobby más conocido: su afición por la cocina.

No hay comentarios

Agregar comentario