Columna AthenaLab, 10.09.2023 Hatem Dasuky, periodista y exdiplomático colombiano
Desde el 5 de agosto de 2022 no hay Embajador de Colombia en Chile en propiedad. Desde entonces, han pasado tres Encargados de Negocios Ad Interim.
En la recién pasada Cumbre Suramericana en Brasilia no se vio la selfie del presidente chileno Gabriel Boric con su par colombiano Gustavo Petro haciendo el corazón con las manos, ni siquiera se dio a conocer una fotografía de un apretón de manos entre ellos, mientras que en el saludo de Petro al líder venezolano Nicolás Maduro se vieron amplias sonrisas complacientes.
Fuentes de ambas Cancillerías, San Carlos y José Miguel Carrera, dejan entrever algún “distanciamiento” entre Petro y Boric, generado al parecer por el acercamiento del colombiano a Maduro, mientras que el mandatario chileno ha condenado la sistemática violación de los derechos humanos en Venezuela.
Otro evento que generó especulaciones en todas partes se dio cuando Petro en visita oficial a Chile el pasado 8 de enero se retiró abruptamente de una recepción en La Moneda, cancelando la agenda del día siguiente y retornando a Colombia. La explicación, de que “el presidente viajó para atender un derrumbe en el Departamento de Cauca”, no fue del todo creíble para los asistentes a la recepción.
La pregunta que retumba en los pasillos de la Cancillería de Chile es: ¿Por qué a un año de haber asumido como presidente, aún Petro no ha nombrado a su representante en Chile? El actual mandatario de Colombia incluso fue invitado por Boric a su toma posesión cuando era solo senador, lo cual auguraba una buena relación entre los líderes izquierdistas.
El pasado 10 de febrero, el Gobierno de Colombia nombró al exgobernador del Cauca Temístocles Ortega como embajador en Chile, mediante el Decreto 0153, pero días después fue acusado por la Fiscalía por el delito de corrupción, por lo que no pudo posesionarse.
Desde entonces reina un absoluto silencio sobre quién podría ser el primer embajador de Petro ante Boric y lo que se conoce es que hasta ahora no hay siquiera un nombre ni a manera de especulación.
Desde la Cancillería chilena observan con atención los encuentros diplomáticos entre Colombia y Venezuela, así como los últimos escándalos que rodean al círculo íntimo de Petro en medio de “chuzadas” (interceptaciones telefónicas), montajes, persecuciones e ingresos de dineros supuestamente de procedencia ilícita a la campaña, confesados por su propio hijo Nicolás Petro, quien se encuentra privado de la libertad.
En diplomacia son muy importantes las señales y el silencio es una muy poderosa.
