Pobre Kosovo

Columna
El País, 11.11.2015
José Ignacio Torreblanca
  • Sorprende que alguien en Cataluña piense en Kosovo como un precedente

Sorprende que alguien en Cataluña piense en Kosovo como un precedente. Porque cualquiera que haya estado allí y conozca el indecible sufrimiento de sus gentes sabe que la Cataluña dibujada por la Constitución de 1978 representa todo aquello a lo que los kosovares aspiraban en 1986 antes de que el nacionalismo serbio se cruzara en su camino. Y más hoy en día, cuando ante la falta de futuro los kosovares se marchan de su país (según una reciente encuesta, un 37% querría emigrar) es indudable que la Cataluña constitucional es el modelo para Kosovo, no al revés.

Kosovo representa un inmenso y triple fracaso. El de la comunidad internacional, que antes que ponerse de acuerdo en lo esencial, que era dar un futuro a los kosovares, ha preferido enredarse en juegos geopolíticos y de soberanía. El de los serbios, que olvidando un pasado marcado por las guerras civiles y los conflictos étnicos se arrojaron en brazos de unos genocidas que tras prometerles una Gran Serbia les dejaron una Serbia amputada y marginada en Europa. Y el de las élites kosovares, que aprovecharon la independencia para instaurar una estructura de gobierno basada en los clanes, la corrupción y las mafias, dilapidando así miles de millones de ayuda de la comunidad internacional.

Si algo nos muestra Kosovo es que las secesiones unilaterales acaban mal. Porque en ausencia de una base legal clara en el derecho constitucional del Estado matriz y sin un apoyo claro y rotundo de la comunidad internacional, serán muchos los que se empeñen en que la secesión fracase. Ese ha sido el caso de Kosovo, no reconocido por una heterogénea coalición de países que incluye a España, China, Rusia, Grecia o Eslovaquia, todos ellos empeñados en convertir Kosovo en una cuestión de principio en sus países. En 2008, una década después de comenzar la guerra, Kosovo declaró la independencia. Hoy no es miembro de la ONU a pesar del reconocimiento de 111 países y ni siquiera ha logrado ser miembro de la UNESCO, que como todo el mundo sabe es un vibrante centro de poder mundial. Todo un modelo. Que se lo expliquen a los pobres kosovares.

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