Un viaje a España

Columna
El Líbero, 15.07.2023
Fernando Schmidt A., embajador (r) y exsubsecretario de RREE

Mientras escribo estas líneas el avión presidencial aterriza con el presidente Boric y comitiva en Madrid, capital del país europeo que más próximo ha estado a Chile no solamente por una historia, religión, concepción del ser humano y cultura compartidas, sino porque España misma no se entiende en el concierto europeo sin su relación especial con América Latina, a pesar de todas las diferencias que podamos tener. Además, hemos forjado relaciones privilegiadas en los campos político, económico, de seguridad, cultural y científico.

Es inevitable que a propósito de esta gira no recuerde la visita de Estado que hizo a Madrid el presidente Aylwin en abril de 1991. Servía entonces como consejero en la Embajada de Chile. Hay diferencias enormes entre aquella y esta visita “a la rápida” por el país europeo que tiene con Chile las relaciones más profundas y enraizadas.

Entonces, es cierto, viajaba don Patricio premunido de las credenciales que le otorgaban su larga vida política y la reciente recuperación de la democracia. Él y doña Leonor proyectaban una sobria y muy chilena majestad en el ejercicio del cargo. Eran, así, las instituciones chilenas las que visitaban a las instituciones democráticas españolas para agradecerles su solidaridad y establecer con ellas lazos más estrechos y superar algunos lustros de desencuentro desde la muerte del General Franco (y aún antes).

Muy pocos días antes a la visita del presidente Aylwin había sido asesinado en Santiago el senador Jaime Guzmán. Se planteó entonces la suspensión de la gira, pero ¿cómo podía presentarse la novel democracia chilena en Europa, en términos auspiciosos, si era humillada por un grupo de terroristas? ¿Qué futuro podían tener las relaciones con el comandante en jefe del Ejército, el general Pinochet, si se demostraba debilidad? ¿Cómo proyectábamos una imagen de confianza en nuestro propio futuro si suspendíamos la gira, como algunos sugerían?

La visita se mantuvo, así, imperturbable y con todo el significado político que ambos países querían proyectar: la recepción del Jefe de Estado el rey Juan Carlos y la reina Sofía en El Pardo; un almuerzo ofrecido por ambos a don Patricio y la señora Leonor en La Zarzuela; una comida de Estado en el Palacio Real; dos reuniones amplias y fructíferas, de varias horas de duración, con el Jefe de Gobierno, Felipe González; una emocionante visita a las Cortes españolas que ovacionaron largamente y de pie al Presidente de Chile después de pronunciar uno de sus mejores discursos, y una reunión con el Poder Judicial. También sostuvo dos encuentros económicos del más alto nivel y se produjeron varias reuniones paralelas de los ministros de estado que participaban en la gira. Don Patricio recibió a los líderes que encabezaban los partidos políticos representados en el Congreso, entre ellos, al mítico Adolfo Suárez, arquitecto de la transición española. Faltó el Partido Popular a la cita por razones que ya no recuerdo, pero a los tres meses vino a Santiago José María Aznar para rendirle un homenaje a Chile, a su democracia e instituciones y a su presidente.

La visita terminó con un encuentro con la comunidad chilena en uno de los hoteles emblemáticos de Madrid y una recepción de agradecimiento ofrecido por don Patricio en su residencia de El Pardo a la que asistió literalmente todo el gran mundo de la política, la cultura y la economía española.

Desde entonces todos los presidentes de Chile han realizado visitas de estado u oficiales a España (y a veces más de una en su mandato) en las que el grado de emotividad por la recuperación de la democracia ha cedido su lugar a contenidos prácticos, a la construcción de una relación de confianza entre ambas administraciones o a una amplia relación empresarial, cultural y de cooperación. No recuerdo visita alguna donde el tono haya estado determinado por las coincidencias ideológicas y espero que esta gira de trabajo del presidente Boric no sea la excepción. Las elecciones generales convocadas para el 23 de este mes en toda España pueden dar un resultado favorable a la actual oposición del Partido Popular con la que el presidente y su administración tendrían que convivir.

A mi juicio esta visita de trabajo a España no puede reemplazar una futura Visita de Estado una vez pasado el cincuentenario que nos divide. Se trataría de una Visita de Estado que encaje con un renovado impulso democrático y constitucional; una en la que estén representadas nuestras instituciones en forma transversal; una visita que fortalezca la confianza en nuestra economía, con ideas claras de lo que podemos hacer con el conjunto de Europa, donde España va a seguir siendo nuestro principal valedor.

Es hora de que en la relación con este país europeo dejemos a un lado los sectarismos ideológicos, las informalidades un tanto infantiles…. y también las graves faltas de ortografía en las invitaciones que enviamos por estos días en Madrid, masacrando nuestro primer patrimonio común, que es la lengua.

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